En los dos penales de Campeche sobreviven mil 18 internos. Hay 759 en San Francisco Kobén, cuya capacidad es de mil 400 personas y en Carmen son 259, con capacidad para 376…
A la falta de estrategias para mejorar la seguridad pública en Campeche, gracias a la incompetencia de la titular del área, la guanajuatense Marcela Muñoz Martínez, habrá que añadir la total ausencia de un programa mediadamente planificado para la reinserción social de quienes, tras cometer algún delito, son recluidos en alguno de los dos centros penitenciarios que existen en la entidad.
Testimonios de varios internos y de sus familiares, hablan de una enorme corrupción que en los dos penales. Con grupos que controlan lo que ahí se consume, y directivos que cobran derecho de piso para que los reos peligrosos puedan operar a sus anchas. También se comercia con el traslado a reclusorios de otros Estados del país, sobre todo para quienes no cubren sus cuotas y son desterrados a cárceles más peligrosas, como castigo.
Eso ha derivado en constantes disturbios en el interior de los centros de readaptación social, principalmente el de San Francisco Kobén, en donde el pasado domingo dos grupos de internos protagonizaron una batalla campal con saldo de al menos 27 lesionados, nueve de ellos de gravedad. Aunque se habló inicialmente de un muerto, el dato fue desmentido por las autoridades.
No hay que creerles mucho, porque los boletines que difunde el Gobierno del Estado no proporcionan información confiable. Los elaboran más con la finalidad de ocultar la gravedad del problema, que para informar lo que acontece. Sólo como prueba basta decir que el día de los hechos, el primer comunicado habló de sólo nueve lesionados, y el secretario de Gobierno tuvo que admitir que fueron 27.
Aquí lo interesante es enterarnos de la causa de esa batalla campal: resulta que como era domingo, los internos ¡estaban libando bebidas embriagantes en el interior del penal! Como si fuera un domingo cualquier en el patio de una casa cualquiera. Así de rígida es la disciplina del reclusorio.
Pero más que eso, es la falta de una política adecuada de reinserción y readaptación social. Hasta en eso ha fallado la gobernadora Layda Sansores, quien ha visitado a los reos en varias ocasiones para llevarles regalos y comer con ellos, pero no ha cumplido con su promesa de mejorar la situación en que sobreviven. Y así ha fallado en todas partes.
De acuerdo con el anexo estadístico del Tercer Informe, en los penales de Campeche hay mil 18 internos. Hay 759 en San Francisco Kobén, cuya capacidad es de mil 400 personas y en Carmen son 259, con capacidad para 376. En la preceptoría de menores infractores de Kila Lerma, hay seis adolescentes y ahí se puede albergar a 72.
Los delitos más comunes son homicidio, con 310 en Kobén y 84 en el Carmen; por feminicidio hay 41 presos en Kobén y 12 en la isla. Por violación hay 203 personas privadas de su libertad en ambos penales, y por robo en total son 127. Lo que no se dice ni en el informe, ni se dijo en la comparecencias, es cómo lograrán la reinserción social de esos delincuentes.
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