Por la falta de pago de 90 millones de pesos a proveedores de roca basáltica para el Tren Maya, Transportistas Unidos se declaró el viernes 28 de agosto en paro nacional y bloqueó vialidades claves, lo que incluyó los accesos a la Ciudad de México y la caseta Mérida-Cancún (Chichén Itzá).
De acuerdo con las agencias informativas Infobae y Animal Político, la movilización de protesta en importantes vías de comunicación terrestre para exigir compensación, pues durante cinco meses cubrieron los gastos de operación sin recibir remuneración alguna, inició a las 8:00 horas.
Las afectaciones fueron significativas para la circulación vehicular por los cierres en ambos carriles de las autopistas México-Puebla y México-Pachuca. También se bloqueó la caseta La Antigua, a la entrada de Veracruz Puerto. El impacto económico en el sector transporte fue considerable y exacerbó las dificultades financieras que enfrentaron los transportistas.
La interrupción del flujo vehicular incluyó la presencia de unas 30 unidades de carga tipo tráiler en puntos estratégicos como la caseta de Amozoc, donde intervino la Guardia Nacional para garantizar seguridad y permitir el paso solo a vehículos de emergencia.
Aunque cancelaron bloqueos en rutas como México-Querétaro y México-Cuernavaca, mantuvieron su postura en otras zonas claves, y su protesta recibió respaldo de diversos sectores en redes sociales, donde demandaron transparencia en proyectos gubernamentales y justicia económica.
Se destacó que el paro buscó resolver las demandas económicas y enfatizar la importancia de un desarrollo regional equitativo y transparente, y que esperaban pronta solución satisfactoria para ambas partes.
Mary Flores, vocera de Transportistas Unidos, expuso que la protesta no fue contra el Tren Maya en sí, sino contra la falta de respuesta a sus demandas, en lo cual fue fundamental el diálogo. “Estamos en la mejor disposición para negociar con el Gobierno Federal”, subrayó.
Cabe señalar que el uso de roca basáltica en la obra ferroviaria federal ha sido objeto de debate, y se han destacado sus aplicaciones prácticas en hormigón, asfalto y aislamiento acústico, lo que lo convierte en material crucial en ingeniería civil. Su extracción y transporte deben ser gestionados con cuidados para minimizar efectos adversos.
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