Tribuna Campeche

Diario Independiente

EN LAS TRIPAS DEL JAGUAR  | 30 DE NOVIEMBRE DE 2024

¡ABAJO EL NUEVO IMPUESTO!

Advertimos la semana pasada que la cínica goberladrona Layda Sansores pretendía cobrar a partir de enero un nuevo impuesto del 5% sobre la prestación de servicios profesionales, actividades empresariales, arrendamientos y compra venta de bienes inmuebles. Ante las miles de mentadas de madre que recibió en redes y círculos sociales, la terca anciana insistió en sólo cobrarlo por la compra venta de bienes inmuebles.

Ni así cesaron las mentadas de madre, sobre todo contra Morena, partido que prometió trabajar por los pobres, y en realidad además de aumentar la pobreza les ha roto la madre, pues les dan una infame pensión o beca, pero les quitaron las medicinas y les recortaron la atención médica, y terminaron peor. Pero volvamos al pretendido “impuesto cedular” que quería imponer la gobernadora más corrupta que ha tenido Campeche desde su fundación.

Los empresarios, cibernautas, sectores, opinadores, partidos políticos y diputados opositores no cesaron en reprobar públicamente el nuevo impuesto. Fue tanta la presión, que el borrachín y gris pastor morenista en el Congreso local, Antonio Jiménez, y el payaso líder de Morena, Erick Reyes, “recomendaron” a la insensible y enloquecida mandataria echar marcha atrás el nuevo impuesto. Nos cuentan que la plática no fue nada tersa.

“¡Va porque va!”, gritó ensoberbecida la gobernanta, y amenazó, “aquí el que no pueda cumplir se puede ir a chingar a su madre, no gané el Congreso para que me salgan con que no pueden”. Los corrió de su oficina y les dijo que se pusieran a trabajar, que buscaran cómo hacerlo y no le estuvieran calentando la cabeza con que no se podía. 

Entonces la goberladrona Layda Sansores mandó llamar entonces a su brujo personal, ese al que llama “maestro”, aunque viste como mujer, y dispone de la secretaría de Finanzas a su antojo. No tardó en llegar con todas sus ramas, pócimas, menjurjes y utensilios para llevar a cabo la sesión del día. Había que alejar a los demonios que se oponían a su impuesto.

Estaban bien entradas en rameos, humos, olores, aceites y rituales, cuando sonó el teléfono rojo de su oficina. Desconocemos quién llamó, pero nos aseguran que le cambió la voz a la terca anciana, que solo alcanzaba a balbucear “sí jefecita… lo que tu ordenes manita… con mucho gusto mi’jita… claro que si… sabes que cuentas conmigo…” 

Minutos después colgó el teléfono y le dijo a su brujo “chingada madre, que está  prohibido crear nuevos impuestos, que esos solo los pone la oposición. Recoge tus chivas y ve que haces para nivelar el presupuesto”. Enseguida le marcó a la Wallas para que organice rueda de prensa, en la que finalmente anunció que no cobraría su nuevo impuesto. ¿Quién le habrá jalado esas orejotas?

¡Comparte esta nota!