Quejarse no es una buena estrategia. Achacarle la culpa a los “gobiernos corruptos” de sexenios anteriores al suyo tampoco remedia nada; “envidiar” el progreso de las entidades vecinas, mucho menos…
No se ha pronunciado directamente la nefasta gobernadora Layda Sansores sobre el recorte de casi mil 700 millones de pesos de recursos federales a Campeche. Fiel a su estilo rastrero de hacer política, declamó toda suerte de elogios a la presidenta Claudia Sheinbaum en su programa del pasado martes, pero no mencionó ni una letra acerca de la nueva demostración de la injusticia con que nos trata la Federación.
Aprovechó en cambio un foro pomposamente intitulado: ”de atracción de inversión en materia portuaria”, en donde, una vez más volvió a su cantaleta de culpar a los Gobiernos anteriores del rezago ancestral que sufre Campeche, tema en el que tiene en efecto, toda la razón, y de la que tiene también gran parte de culpa, pues ella está al frente de los destinos de Campeche desde hace tres años y medio, y nada ha hecho para revertir la situación. Vale la pena reiterarlo: nada ha hecho al respecto.
Quejarse no es una buena estrategia. Achacarle la culpa a los “gobiernos corruptos” de sexenios anteriores al suyo tampoco remedia nada; “envidiar” el progreso de las entidades vecinas mucho menos, y la situación se empeora si ella insiste en repetir que somos un “Estado pobre y jodido”.
Durante el foro “de atracción de inversión en materia portuaria” (que por cierto no atrajo ni siquiera a algún interesado en invertir), la inepta Sansores San Román se aferró a la idea de que para impulsar el desarrollo de Campeche, ahora es indispensable un ramal que una el puerto de Seybaplaya con el Tren Maya, y que Campeche también consiga ser beneficiado con las condonaciones de impuestos como Estado fronterizo, como ocurrió con Yucatán durante tres años.
¿Ya se le olvidó a la senecta mandataria que durante tres años nos estuvo repitiendo que el Tren Maya iba a ser el pivote para el desarrollo de Campeche? Pues bien, a un año de que entró en funcionamiento, ¿puede informarnos la caprichosa y vengativa gobernadora de Campeche en dónde está ese desarrollo que tanto pregonó?
Y si fue su “gran amigo, su gurú, su líder que nace cada 100 años, su sueño y su adoración” el expresidente López Obrador el que estuvo seis años en la Presidencia, el que ideó y ejecutó el Tren Maya y el que tenía en sus manos concederle esas peticiones a la anciana gobernadora, ¿por qué nunca se lo exigió y sí en cambio se postraba sumisa en su presencia para declamarle poemas repletos de halagos y lambisconerías?
Lo que debería explicar en esos “foros”, tan inútiles como costosos por cierto, es por qué a tres años y medio de iniciado su Gobierno no tenemos ni la menos idea de cómo podríamos empezar a superar el rezago ancestral que nos caracteriza. Tal vez debería sustentar su tesis de que organizando bailongos carísimos en las 13 cabeceras municipales podríamos empezar a impulsar el desarrollo económico y sin duda alguna que haremos algo para atender la pobreza.
Habrá sin duda la misma cantidad o quizá mayor número de pobres, pero tendrán su despensita, y podrán bailar al ritmo de Junior Klan o cantar a coro las canciones de Emmanuel y Mijares. Vaya logro.
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