Mariano Espinosa Rafful
Más allá de los Martes del Jaguar, ahora en su segunda temporada, y las visitas guiadas de los servidores públicos federales a la entidad campechana, Layda Sansores no tiene una estrategia de acción ni de planeación a favor de una mayor reactivación de la economía local, que continúa estancada en un nada envidioso último lugar de los 32 Estados del país.
No es con un congreso petrolero, donde priva el desorden en la organización del mismo, porque falta capacidad hotelera para recibir a los asistentes, cuya mayoría tuvo que realizar su reservación en Mérida, Yucatán, además de la convocatoria para prestar cuartos a los visitantes, hasta en el previo.
Lamentable que los dos consejos empresariales no tomen el liderazgo en estos menesteres, donde Ciudad del Carmen ha tenido las experiencias y sobre todo la residencia de empresas petroleras, no Campeche.
Esperemos que no salga el tiro por la culata, y la impresión y los resultados del evento no sean catastróficos, por la nula colaboración con quienes pueden apoyar este evento.
EMPRESARIOS AL ABORDAJE DEL PODER
Más de uno se ha apuntado para aparecer en la boleta electoral, donde si bien por la Constitución local tienen derecho a la participación los fuereños, que nunca serán carmelitas ni carmelos, connotación que nos distingue de los demás a los nacidos en la Isla, porque hay diferencias también con las comunidades como Sabancuy e Isla Aguada, ya no digamos Atasta.
No hay tintes de discriminación, menos de no inclusión, lo que existe es un sentimiento de intuición, donde sabemos de antemano que quien sea no nacido en Ciudad del Carmen, más que aspirar a ser alcalde, de antemano tenemos muy claro a qué llegarían.
Aunque lo nieguen, desde el Consejo Coordinador Empresarial se han tejido relaciones para ser favorecidos, cerrándole la puerta a un desesperado cumpleañero que hace todo lo posible por ser visible, con 600 invitados a un “banquete” de tortas y fotografías para las redes sociales.
Hay profesionales en todos los ámbitos, los patrocinios tienen nombre y apellido, desde lo empresarial es evidente el poder que requieren, y desde el Congreso de Campeche se pretende desestabilizar la contienda de 2024 en Carmen desde ahora.
UNACAR, ¿DÓNDE ESTÁN LOS EXRECTORES?
Tenemos muy claro los motivos del jaguar para dejar sin rector a la Unacar en noviembre pasado e imponer a una académica manipulable, manejable, influenciable, lo que nos brinda dudas de su tiempo tras bambalinas de quien asume poder, decisiones y quien sí cobra y quien no en la Casa de Estudios que se edificó con recursos de los pescadores de la Isla.
Sandra Laffón es una más en esa lista gris de fatalidades que no privilegia ni lo académico, ni los supuestos acuerdos por los cuales debió llegar desde el Gobierno de Layda Sansores, en una clara muestra de violación a los estatus universitarios, lo cual callan los exrectores, beneficiarios por supuesto de este nombramiento.
Más de uno de ellos le da órdenes de los cambios a Cetina Monterrey, quien no se manda solo, reporta a sus superiores “campechanos”, que se venden por dádivas y contratos que no se transparentan. ¿El hotel Ejecutivo se recuperó para la Unacar? ¿Recuerdan ese episodio?
Lo que no es posible es permitir que unos cuantos impostores hagan que la Unacar caiga en desgracia como está, sin pago a jubilados, sin titulaciones y menos aún sin respuesta de quienes impusieron a quejosos direccionados por la denuncia interpuesta por el saqueo de recursos, que no han sido investigados, por tratarse de supuestos morenistas. ¿Y la transparencia y no corrupción dónde quedó?
Existe un claro sospechosismo de la discrecionalidad de los recursos de la Unacar para el financiamiento de campañas electorales en 2024, dejando en estado de indefensión el rescate de lo posible de lo académico, porque ya están en sus filas los que permitieron y toleraron la denominada “Estafa Maestra” con el caso Aguascalientes.
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