Jorge Gustavo Sansores Jarero
Traición, negociación
y silencio
De traiciones y deslealtades vive la política en todo el mundo. No es nuevo. Lo acontecido tras la invitación del presidente Andrés Manuel López Obrador al exgobernador Carlos Miguel Aysa González, para ocupar el cargo de embajador en República Dominicana, deja más dudas que certezas.
¿Hubo traición de Aysa González hacia su partido —el Revolucionario Institucional (PRI)— para que la elección favoreciera a la actual gobernadora Layda Elena Sansores San Román? ¿Fue desleal al no avisarle al Consejo Político del PRI que lo habían designado como futuro embajador? Esas son apenas las primeras interrogantes, pero hay muchas más.
Para probar la traición de Carlos Aysa, tanto el presidente nacional del PRI, Rafael Alejandro Moreno Cárdenas, como el excandidato a la gubernatura por la coalición “Va por Campeche”, Christian Castro Bello, argumentaron que el cargo de embajador se lo ganó Aysa a cambio de entregar la gubernatura al partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena), y de ahí que Sansores San Román sea gobernadora.
Para el presidente del Comité Directivo Estatal (CDE) tricolor en Campeche, Ramón Cuauhtémoc Santini Cobos, no sólo hubo traición al partido, sino a los miles de priístas que perdieron su empleo con la llegada de la nueva administración. Lo asegura quien aprueba, sin titubeos, las iniciativas de la gobernadora en el Congreso.
Pero alrededor del exmandatario —y futuro embajador— durante la campaña a la gubernatura, hubo muchos personajes que seguramente sabían acerca de las traiciones próximas a cometerse, si es que las había. Entonces, ellos también traicionaron y fueron desleales. Pero como marca una de tantas premisas de la política, “nadie conoce el fondo de la olla más que la cuchara”.
Que Carlos Miguel Aysa Damas —hijo del exgobernador— renuncie al partido, piden incluso en el PRI nacional. Para Morena sería lo ideal, tendrían entre sus filas un diputado federal más, pues es dudoso que el muchacho busque ingresar a otro instituto político. Es joven, pero no tonto.
¿Es necesario “excomulgar” al chamaco? ¿Es su culpa que el papá haya sido invitado a formar parte de la delegación de embajadores? ¿El joven sabía que esto iba a suceder y es tan culpable como su progenitor? ¿Aysa González calculó tan bien su futuro y el de su hijo? ¿Bajo ese tenor negociaron la curul del muchachito? ¿Acaso el exmandatario es el estratega político que necesitan muchos partidos políticos?
De que hubo intereses personales en la contienda electoral, no hay duda. Siempre ha habido. De que Carlos Aysa González al menos dialogó con el presidente López Obrador y con Sansores San Román, tampoco la hay. Fueron claras las muestras de aprecio entre el exmandatario estatal y el Presidente. También hubo lenguaje de respeto entre quien dejó la silla del cuarto piso y quien llegó, al menos hasta que ella se sentó. Y ahí vienen más interrogantes.
Para la gobernadora Layda Sansores y para muchos campechanos, jamás fue secreto que López Obrador y Aysa González son buenos amigos. El mandatario federal reconoció en Aysa a un amigo y aliado, aunque jamás pensaron en el PRI que… ¿la alianza llegara a tanto? El exgobernador agradeció siempre los favores del Presidente y eran cercanos. Desde el cuarto piso se encargaban de que las fotos de ambos mandatarios siempre destacaran.
Y aún así, bajo ese contexto, después de rendir protesta como gobernadora, Layda Sansores San Román atacó directamente a Carlos Aysa González e hijos. Al exmandatario lo acusó de desviar recursos por la construcción de la Ciudad Administrativa, exhibió los lujos que disfrutaba en sus oficinas del Palacio de los Poderes, y a su hija Karla Vicenta Aysa Nakazima la etiquetó como posible infiltrada para favorecer al PRI y su alianza en la elección a gobernador. Al joven Aysa Damas de “titino” no lo bajó. Que sería un títere de Moreno Cárdenas en la Cámara de Diputados federal, sostuvo la mandataria estatal.
Ahora que el presidente López Obrador invitó a Aysa González a ocupar una embajada, el discurso cambió. Tal como marcan los cánones del morenismo, para Layda Sansores el exgobernador tiene mucho potencial, es un hombre honesto, inteligente, capaz y con experiencia. La gobernadora ya se olvidó de la Ciudad Administrativa, de la lujosa “suite” en el Palacio de Gobierno, y parece que Karla Vicenta dejará de ser señalada como exfuncionaria corrupta del Instituto Electoral del Estado de Campeche (IEEC).
¿Y el pequeño titino? De ser expulsado del PRI y aterrizar en una curul guinda, entonces será un joven con futuro, no más hijo de papi, tampoco amigo de los de siempre, ni conservador ni neoliberal y, al igual que un santo, será arropado y le encenderán su veladora.
Pero aún y con todo lo anterior, hay muchas más interrogantes que no cuadran con los discursos vertidos en las redes sociales desde aquel día. Por ejemplo, ¿nadie le avisó a Moreno Cárdenas acerca de las supuestas triquiñuelas de Aysa González durante la campaña? ¿Ese fue su hombre de confianza durante tantos años? ¿Quiénes más conformaron el equipo traidor que encabezó el exmandatario? ¿Hubo acuerdos o no los hubo? ¿Y a quiénes benefician? Tal vez nunca lo sabremos.
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