Sin consultar, Comuna impuso su reglamento

ALCALDESA DEBIÓ DIALOGAR ANTES CON MOTOTORTILLEROS, OPINA BAQUEIRO

Los mototortilleros de la capital del Estado debieron ser consultados antes de que el Ayuntamiento de Campeche impusiera un reglamento, consideró la presidenta de la Comisión de Desarrollo Económico del Congreso Estatal, Laura Olimpia Ermila Baqueiro Ramos, al opinar que la regularización es buena, pero debió consensuarse para evitar futuros reclamos.

La diputada priísta reconoció que es importante poner orden en todas las actividades económicas y laborales que se desarrollan en la entidad, pero la alcaldesa emanada del partido Movimiento Ciudadano (MOCI), Biby Karen Rabelo de la Torre, tiene que abrirse al diálogo con los involucrados para conocer su situación y las afectaciones que provocaría esta medida.

Y admitió que la situación económica del Estado y de todo el país es muy difícil, además de que algunos mototortilleros dependen únicamente de esta fuente de trabajo, por lo que habría que apoyarlos, no aplicarles medidas que los asfixien.

Baqueiro Ramos manifestó que, si bien la Comuna campechana no cobrará a quienes se registren y regularicen antes del 18 de agosto de este año, posteriormente tendrían que pagar una contribución para poder trabajar, lo que laceraría su economía familiar.

“Es importante tener pláticas y escuchar todas las voces. Hay que ver cuál es la propuesta de trabajo que está poniendo, o que quiere poner el Ayuntamiento, pero también hay que escuchar a la otra parte, a los mototortilleros, cuáles son sus necesidades”.

Por ello, exhortó a la edil capitalina a sentarse en mesas de trabajo con los involucrados, para analizar cuáles serían los puntos más importantes, y llegar a un acuerdo, pues “de eso se trata, de trabajar conjuntamente, poner orden en la ciudad, pero sin perjudicar a ningún sector”.

También refirió que a los empresarios de la masa y la tortilla les exigen diversos requisitos para poder operar, siendo una queja constante, debido a que consideran que existe una competencia desleal, ya que los consumidores no acuden a las tortillerías, y la derrama económica se le queda a los mototortilleros.