LA MUERTE ES UN PROCESO DE LA VIDA: PRESBÍTERO ALFONSO ALCOCER
Ni los chubascos impidieron ayer que miles de personas visitaran a sus difuntos en los panteones Último Paseo y Colonia y participaran en misas, después de dos años de pandemia en los que el Covid-19 modificó la forma de celebrar a los muertos.
Muchos con cubrebocas y otros no, pero la mayoría en familia, llegaron a visitar tumbas. Incluso hubo quienes acamparon, para lo cual utilizaron sombrillas. Había niños y adultos.
Música, flores, comida y risas, pero también nostalgia y tristeza, invadieron ambos cementerios. El Colonia, de mayor dimensión, estuvo abarrotado, lo mismo que el Último Paseo.
Desde el 31 de octubre pasado hasta ayer, los camposantos fueron abiertos de 7 de la mañana a 9 de la noche, lo cual permitió importante flujo de familias. En la mañana y en la tarde-noche se registró mayor movimiento.
Hubo vigilancia policiaca adentro y afuera, mientras vehículos con paramédicos de cuerpos de socorro y auxilio permanecieron atentos para intervenir ante cualquier eventualidad. El saldo fue blanco.
Por el cierre de calles en los alrededores, fue complicado encontrar espacio de estacionamiento. En el Colonia, el tránsito de unidades pesadas generó inconvenientes, pero hubo paciencia ciudadana y la jornada transcurrió en calma.
Los comerciantes de flores se vieron bastante favorecidos, pues no había persona que ingresara a los panteones sin llevar en sus manos al menos un arreglo sencillo, para su difunto. Otros llevaron veladoras, comida, sillas, refrescos y hasta cervezas, tanto para ofrendar como para degustar junto a las criptas.
MISAS
Representantes de la Iglesia Católica oficiaron ceremonias litúrgicas en los panteones, teniendo como mensaje central no temerle a la muerte, porque no es el fin, sin embargo, invitaron a reflexionar si están cumpliendo su misión en la tierra.
Las misas fueron a las 9 y 10 de la mañana en Último Paseo y Colonia, respectivamente. En el cementerio viejo algunas personas participaron, pues el lugar es pequeño, mientras en el “nuevo”, decenas se congregaron para escuchar la homilía.
En el Colonia, el presbítero Alfonso Reyes de Atocha Alcocer dijo que tras dos años pandemia, donde muchos perdieron la batalla o vida y otros lograron salvarse, esta experiencia deberá servir para aprovechar la vida y reformar las acciones que los hará llegar con el Señor con buenas cuentas.
“Nosotros que estamos en este mundo, todavía no sabemos si ya hicimos la tarea o no, hay que darle una segunda revisadita, pero lo más importante es que no debemos de tener miedo a la muerte”.
Alfonso Alcocer reiteró que la Iglesia Católica no ve a la muerte como algo malo, sino como un proceso de la vida, y hemos confundido que cuando nos llega el fin de nuestros días en la tierra, perdemos todo.
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