Víctor Collí Ek
COP27 y cambio climático
En estos últimos días fuimos testigos de la reunión de la COP27 en Sharm el-Sheikh, una ciudad balneario que se encuentra entre el desierto de la Península del Sinaí y el Mar Rojo, en Egipto. Esta reunión es la más importante en el tema del combate al cambio climático a nivel internacional, pero ¿qué es realmente y qué se decide ahí?
El camino hacia esta cumbre comenzó hace décadas. Las señales del cambio climático y el reconocimiento de la necesidad de tomar medidas globales se remontan al siglo pasado. Hemos visto aparecer en la escena diversos esfuerzos a este problema que aún para algunos, increíblemente aún, es solo una ilusión de algunos científicos.
Un primer esfuerzo importante es el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), es la organización de las Naciones Unidas centrada en la ciencia del clima, creada en 1988. Es la encargada de preparar informes de evaluación con los últimos conocimientos sobre el cambio climático. El Informe 2022 es muy significativo, al afirmar un “código rojo para la humanidad”.
Igualmente encontramos la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se abrió a la firma en la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro en 1992 y entró en vigor el 21 de marzo de 1994. 197 países la han ratificado y se denominan “Partes de la Convención”, de ahí la denominación COP o “Conference of the Parties” y cuyo objetivo es prevenir la interferencia humana “peligrosa” en el sistema climático.
Esta “conferencia” es el órgano de toma de decisiones responsable de monitorear y revisar la implementación de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Las COP se han reunido anualmente desde la primera cumbre en Berlín en 1995.
También encontramos el Acuerdo de París. En 2015 se realizó el primer acuerdo climático internacional legalmente vinculante en la 21ª sesión de la Conferencia de las Partes (COP21). Es un tratado internacional legalmente vinculante sobre el cambio climático, adoptado por 196 Partes.
Ahora la COP26, celebrada en 2021, tuvo una significativa importancia. Se describió como el “último mejor intento” que tenemos para controlar el cambio climático, ya que fue la primera vez desde París que los países fueron llamados a extender o establecer metas más ambiciosas para cumplir el objetivo de París de limitar el calentamiento global a 1,5 grados, por encima de los niveles preindustriales.
En ese sentido, la COP27 se basó en los resultados de la COP26. Se buscó tomar medidas sobre una variedad de temas críticos para abordar la emergencia climática, desde la reducción urgente de las emisiones de gases de efecto invernadero, la creación de resiliencia y la adaptación a los impactos inevitables del cambio climático, hasta el cumplimiento de los compromisos para financiar el cambio climático y tomar acción en los países en desarrollo.
Cuatro temas clave sustentaron la COP27. Mitigación: Asegurar el cero neto global para mediados de siglo y mantener 1,5 grados al alcance. Adaptación: Adaptarse para proteger las comunidades y los hábitats naturales. Finanzas: Movilizar las finanzas. Colaboración: trabajar juntos para cumplir.
De todas las decisiones tomadas, la más trascendente fue una relacionada con la justicia climática. El cambio climático tiene un impacto desproporcionado en las poblaciones humanas más vulnerables del planeta, además de exacerbar las desigualdades globales en la disponibilidad de energía y el acceso a los recursos. Es irónico que aquellos países que han causado el menor impacto, son también aquellos que están recibiendo la mayor afectación y tienen menos probabilidades de poder mitigar los impactos que enfrentan. Por eso, la implementación de fondos internacionales para apoyar a combatir los efectos en esos países, es una medida de justicia.
Quedaron temas pendientes que se espera se retomen el próximo año en la COP28 en Dubái, como la reducción de emisiones. Esto es fundamental para mantenernos en el rango de los 1,5 grados y no seguir calentando el planeta. Sin embargo se requiere un fuerte aumento de la inversión en energías limpias, transporte e industria y la intervención pública, así como privada.
Tenemos que convencernos que estas acciones generarán una forma nueva y atractiva de crecimiento económico y desarrollo que sea sostenible, resiliente e inclusivo.
Los invito a visitar mi canal en YouTube: “Perfiles Constitucionales”.
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