Layda lleva dos semanas sin ir a trabajar

Luego de su show por el Segundo Informe, que se efectuó el pasado primero de agosto en el Centro de Convenciones “Campeche XXI”, la gobernadora Layda Elena Sansores San Román desapareció de la entidad y hasta hoy se ignora su paradero, aunque hay quienes afirman que primero viajó a la Ciudad de México y después a Guatemala con su “legítimo amante”, como califica a su pareja, el embajador Romeo Ruiz Armenta.

Sus responsabilidades las delegó en su sobrino Gerardo “Seso Loco” Sánchez Sansores y el chiapaneco Aníbal Ostoa Ortega. No se sabe dónde se encuentra, aunque medios informativos estuvieron al pendiente en terminales aéreas.

La mandataria cumplió 78 años el pasado 7 de agosto, por lo que de nuevo alteró la tradición del Informe, que convirtió en show, y que en esta ocasión produjo comentarios sarcásticos al proponer matrimonio a quien calificó como su legítimo amante desde hace 40 años.

No estuvo en la celebración por los 166 años de la conformación de Campeche como Estado libre y soberano. No acudió, por segundo año consecutivo, al Congreso del Estado a la entrega del documento que contienen los datos estadísticos de su segundo año de Gobierno. El secretario Ostoa Ortega acudió a cumplir con ese protocolo.

Dos días después de su ausencia, el tres de agosto, en el Aeropuerto Internacional de la ciudad, “Ing. Alberto Acuña Ongay”, una presurosa Laura Sansores, hermana de la mandataria, arribó y sin saludar a nadie, ingresó a la sala de abordar para tomar el vuelo a la capital del país. Ella también está ausente del Patronato del DIF de la entidad.

El talk show “El Martes del Jaguar” fue suspendido. Sin éxito se ha pedido información del paradero de la mandataria y la fecha de su retorno. Por su ausencia de Palacio de Gobierno, secretarios, directores, subdirectores y jefes de área sólo acuden a laborar escasas horas, cuando deciden ir a sus oficinas.

Los especuladores estiman como el destino de Sansores la Ciudad de México, Guatemala o Argentina, sus lugares favoritos de esparcimiento, mientras la ciudad se convulsiona con atentados, asesinatos, homicidios, robos y asaltos, ante la incapacidad de los titulares de Seguridad Pública y Protección Ciudadana y de la Fiscalía General del Estado, rebasados por la ola de criminalidad, que tendió su manto sobre Campeche desde hace dos años.