Arlequín (*)
Nadie la vio venir, pero rebasó a todos y se quedó con la candidatura.
No hagas bulla, que la gallina ya es tuya, ese dicho tan tabasqueño pareciera ser que fue el arma secreta que llevó a Claudia Sheinbaum a ganar la posibilidad de competir en el 2024 para buscar convertirse en la primera presidenta de México.
Así, sin hacer bulla, sólo pintando una que otra barda, poniendo por ahí un puñado de anuncios espectaculares, con una pizca de apoyos, y con mucho trabajo, Claudia pasó por encima de poderosos contendientes como Gerardo Fernández Noroña, Manuel Velasco y Ricardo Monreal, y dos de los gigantes de la cuarta transformación, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López.
Nadie supo leer las señales, ya algunos meses atrás, la maestra Delfina Gómez había demostrado que sin necesidad de grandes aparatos, acarreos ni apoyos del Gobierno Federal, sólo con ingenio y simpatía se pudo derrotar al invencible PRI del Estado de México. Aunque es justo decir que también ayudó mucho que el gobernador priísta simpatizaba más con el proyecto de la maestra Delfina, que con el de la candidata de su partido, pero por muy gobernador que sea, su voto fue sólo uno, y contó como el de cualquier otro mexiquense.
Ahora, la historia se repitió, de manera limpia, aunque el envidioso de Marcelo diga lo contrario, Sheinbaum ganó las encuestas y la candidatura.
Pero, aunque es ejemplar el triunfo de Claudia, lo fue más la conducta del presidente López Obrador, que nunca dio color por Sheinbaum. Algunos señalan que no hubo piso parejo, que los dados estaban cargados, pero no fue así. Se quejan de que meses atrás, aún como jefa de Gobierno, se pasó semanas entregando en la Ciudad de México tarjetas de programas sociales federales para que adultos mayores reciban el dinero de su pensión del bienestar, y que ni el Presidente, ni nadie, le dijeron algo. ¿Eso que tiene que ver con las elecciones? Nunca pidió que votaran por ella a cambio de ese apoyo, si la gente es agradecida y vota por ella, eso es otra cosa.
Otros dicen que los gobernadores de los Estados morenistas que visitó le llenaban las plazas en las que llamaba a que la apoyaran para continuar con la cuarta transformación, dijeron que hubo cargada, que la bufalada la apoyó. Eso también es falso. Esa gente llegaba a los actos masivos para conocer a la mujer que logró gobernar bien la Ciudad de México. A poco vivir en la CdMx no es como habitar en algún país nórdico. Salud, como en Dinamarca; seguridad como en Islandia (que no sólo es el país más seguro del mundo, sino el primer lugar en la lista de los menos corruptos); y con los menores niveles de desempleo, como Noruega, que es el campeón mundial del empleo. Claro que la gente de las demás entidades de la República quiere vivir como en la Ciudad de México, por eso se agolpaban para escuchar la palabra de Claudia.
Muchos aseguran que Claudia era la consentida del Presidente, que varias veces le levantó la mano en público, que la privilegió, que sobre los demás Estados del país, la CDMX recibió muchos privilegios, pero no es cierto, AMLO les dio a todos por igual.
A Monreal no sólo lo invitaba a desayunar tamales y antojitos a Palacio Nacional, sino que hasta una traición le perdonó, y no se opuso jamás a que compitiera por la candidatura. Si él no supo aprovechar ese apoyo del Presidente, y no hizo su trabajo, no es culpa de AMLO que haya quedado en el último lugar en las encuestas, con sólo 6% de preferencia.
A Adán Augusto, tanta confianza le dispensó, que cuando el Presidente sufrió de Covid y de un váguido, y se ausentó por algunos días, le entregó temporalmente la conducción del país, y aún más, le confió por varios días la conferencia mañanera con todo y su Lord Molécula. Eso sí es ser el consentido.
Y a Marcelo, el buen Marcelo, a él le confió su representación con los máximos líderes del mundo, las cumbres más relevantes, a esas que sólo asisten los países de las potencias mundiales, ahí estaba representado AMLO por su carnal Marcelo. Varias veces dijo que si el canciller Ebrard asistía en su nombre era como si él mismo estuviera presente. ¿Eso no es ser consentido?
Tan no hubo dados cargados, que ambos, segundo y tercer lugar, Marcelo y Adán, se sentían tan confiados, que días y horas antes de conocer el resultado aseguraban que serían los ganadores de la encuesta.
“Estamos contentas, estamos contentos, nosotros vamos ganando la encuesta. Ustedes son los que están haciendo posible que nosotros vayamos adelante y quiero que tengan la certeza, la certidumbre, la seguridad de que nosotros vamos ganando y nunca nos vamos a bajar”, dijo Marcelo Ebrard, días antes de que la encuesta se levantara.
Y ayer, Marcelo no sólo no ganó, sino que sí se bajó. No fue a recibir los resultados y cuando supo que perdió pateó el tablero, desconoció el juego y se retiró de Morena.
Y si Marcelo estaba seguro de que él sería el próximo candidato a la Presidencia, Adán lo estaba aún más, pues varias veces se declaró vencedor y soltaba en mítines la gran frase:
“Se cumplió la máxima de que no hagas bulla, porque la gallina ya es tuya, a pesar de todo, y contra todos ganamos”.
¡Oh sorpresa! ella se quedó con la gallina. ¡Oh sorpresa! ¡la ganadora fue Claudia!
ME CANSO GANSO. AMLO. No lo ahorcó, sólo le dio la cuerda. Por meses pidió piso parejo, el Presidente le dijo que lo habría. Y él lo creyó. Pidió que todos los que quisieran entrar al juego debían renunciar a su cargo, y el Presidente ordenó que todos renunciaran sus cargos. Puso las reglas de la encuesta, y todos las aceptaron; pidió que su encuestadora de confianza participara en el proceso de selección, y se lo concedieron. Le dieron todo lo que pidió. El presidente López Obrador es su amigo, y ayer lo reiteró, y como su amigo, él no ahorcó, el sólo le dio cuerda.
(*) Analista serio de la política cómica.
Más historias
Muerde a los de casa
CALAVERITA: MIENTE, INSULTA Y SOBAJA
EN LAS TRIPAS DEL JAGUAR: 22 NOVIEMBRE 2024