Carlos Matute (*)
Dante Delgado es un político con gran prestigio y presencia nacional, que tuvo la capacidad y constancia para consolidar un movimiento ciudadano convertido en partido político, que obtuvo el Gobierno local y Municipal de alrededor de la quinta parte de la población, el 8 %de la Cámara de Diputados y con posibilidad de que varias figuras públicas hagan una alianza con el partido con preferencias arriba del 10% del electorado.
Sin embargo, parece que los caminos se cerraron para esta propuesta política que ha manifestado su estrategia de ir como una tercera vía en las elecciones presidenciales del 2024, a través de su líder con clara oposición de sus aliados como el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, y el presidente municipal de Monterrey, Luis Donaldo Colosio.
En este momento, la incógnita es ¿quién puede ser el abanderado de Movimiento Ciudadano (MOCI) en las circunstancias actuales, cuando ya hay dos candidatas que todavía no son candidatas de la 4T y el Frente Amplio por México? ¿Quién aceptará participar en una campaña testimonial para que el partido obtenga presencia en el Congreso de la Unión? Parece, según las encuestas, que el voto a favor de MOCi está topado en un 20%, en el mejor de los escenarios, que no es suficiente para ganar la Presidencia.
En este contexto, Dante Delgado, el 29 de agosto, publica una carta abierta en la que fija su posición respecto al PRI y al PAN, con quienes no puede aliarse para no traicionar a sus votantes y no puede ser cómplice de que regresen al Gobierno quienes son parte de las causas de la tragedia nacional, pero también sostiene que la 4T representa un camino fallido, un regreso al pasado, y no impulsa un cambio real. En ese sentido, propone que MOCI sea una expresión política distinta para los jóvenes que buscan una nueva sociedad sin corrupción y sin políticos fracasados.
Yo, como el gobernador Alfaro no entiendo qué está pasando. Me explico. Si el éxito en la política depende de la correcta elección de una estrategia en un escenario dado, entonces, Dante Delgado le está apostando al fracaso o a ser un aliado secreto (¿discreto?) de la 4T si se decanta como candidato a la Presidencia por Samuel García o del Frente Amplio si opta por acoger a la corcholata despreciada por su amigo el Presidente.
No entiendo la estrategia de Dante Delgado porque los partidos políticos se deben utilizar para expresar y conjuntar intereses económicos y sociales con visiones legítimas y aceptables para la opinión pública para competir en elecciones democráticas, si el propósito es ser parte significativa de la representación nacional. ¿Qué pretende el coordinador nacional de MC con el papel de esquirol electoral? ¿La “tercera vía” en una elección polarizada es suficiente para obtener los votos que necesita MC para consolidar su presencia en los órganos legislativos?
Los rencores de Dante provienen de su historia política personal. El primero consiste en que en los años noventa fue perseguido por los gobiernos priístas, el Federal y el veracruzano, con un encarcelamiento orquestado por Yunes. El segundo es que en el proceso electoral del 2018 fue desplazado por el hoy presidente López Obrador de la Alianza Juntos Haremos la Historia, después de que Dante lo apoyó durante en 2006 y 2012.
¿Qué rencor pesa más? ¿La estancia en el penal de Pacho Viejo o el desdén de Morena derivado de la personalidad autoritaria del Presidente? Estas son las preguntas que los militantes, adherentes y simpatizantes de MOCI deben resolver para entender qué está pensando su líder y asumirlo colectivamente. Al gobernador jalisciense ya se le ocurrirá algo, según sus propias declaraciones, pero ya se reunió con Xóchilt Gálvez; el gobernador neoleonés está “tanteando” el ambiente, pero Luis Donaldo Colosio, junior, ya lo invitó a mantener la unidad de la oposición a la 4T y la bancada del partido naranja está dividida en espera de la decisión de la cúpula para planear su propia reelección en 2024.
El callejón sin salida aparente en el que Dante metió a MOCI puede toparse con la pared llamada Ebrard, quien está buscando quien lo ponga en la boleta electoral, que es el fin de su proyecto personal, porque tiene bajas probabilidades de éxito. El otro sentido, pasa por la oposición y un abrazo a Xóchilt para caminar del brazo con los que Dante calificó de impresentables.
Cualquiera de los escenarios posibles afecta el liderazgo de Dante Delgado, quien sólo tiene a sus fieles, la ambición de Samuel García y la necesidad de sobrevivencia de Marcelo Ebrard. ¿Cuál es el camino de MOCI? ¿Asumirá los rencores de Dante o definirá colectivamente su ruta política hacia el 2024?
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(*) Investigador del Instituto Mexicano de Estudios Estratégicos de Seguridad y Defensa Nacionales.
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