LOS CRÍMENES DE RENATO
COMPLICIDAD EN TORTURAS. Guadalupe Lizárraga publicó el 17 de febrero de 2019 en Los Angeles Press, una carta de César Freyre Morales —uno de los inculpados con falsas acusaciones en el caso Wallace—, que describe las brutales torturas que padeció desde 2006 hasta 2017 dentro del penal El Altiplano, dirigidas por Isabel Miranda de Wallace, con el permiso de Renato Sales Heredia.
Freyre narra que a medianoche lo sacaban en helicóptero del penal, atado de pies y manos y colgado de cabeza, que aterrizaban en un campo al aire libre. “Allí volvían a torturarlo con descargas eléctricas, asfixia, golpes, y después en el regreso al penal con maniobras del piloto, mientras lo mantenían colgado del estribo”.
En su carta, Freyre aporta nombres de custodios y funcionarios que permitieron los brutales abusos: “Fui torturado en presencia de la señora María Isabel Miranda Torres, con la complicidad y complacencia del Lic. Renato Sales Heredia, comisionado nacional de Seguridad”. Hasta ahí el alarmante antecedente de quien hoy es fiscal general del Estado de Campeche.
ASESINATO CONVERTIDO EN SUICIDIO. Digna Ochoa, abogada defensora de Derechos Humanos, fue encontrada en su oficina el 19 de octubre de 2001 con un balazo en la cabeza y otro en el muslo. Fue golpeada, arrastrada, sometida y ultimada. Había manchas de sangre en sitios del despacho lejanos al sillón donde estaba su cuerpo. Sin embargo, el subprocurador Renato Sales Heredia concluyó que la víctima “habría fabricado una serie de autoamenazas y escenificado un falso homicidio antes de suicidarse”.
Se desestimó “la herida en la ceja… las huellas en el cuello… el botón arrancado de la camisa… el saco descosido… los guantes de látex mal colocados en los dedos de la mano izquierda… con la que se habría disparado, aunque ella no era zurda… y que la bala no entró por la sien sino por el parietal, en un ángulo imposible de sustentar con un suicidio…”. Nada más eso.
En 2022 la Corte Interamericana de Derechos Humanos dictaminó que Digna Ochoa fue asesinada. “Van a cargar con la vergüenza y la culpa en su conciencia, si es que tienen, Bernardo Bátiz Vázquez (entonces titular de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal) y Renato Sales Heredia (subprocurador). Ya que ellos nos denostaron tanto a la familia y a la propia víctima”, manifestó Jesús Ochoa, hermano de la abogada.
Tras leer detenidamente el actuar de Renato Sales, surge la inevitable pregunta: ¿tendrá vergüenza?
INCULPÓ A LA EQUIVOCADA. Araceli Vázquez lleva 19 años presa, esperando que la justicia revise su caso. Sostiene no ser la asesina serial que la autoridad buscaba, y pese a que la mataviejitas fue detenida en 2006, sigue en la cárcel. El entonces subprocurador Renato Sales Heredia acusó que en la escena del crimen se encontró una huella en un vaso que pertenecía a la detenida.
A Juana Barraza, la verdadera mataviejitas, le comprobaron al menos 16 muertes, entre ellas la que le habían atribuido a Aracely Vázquez, pues la huella en el vaso resultó ser de Barraza. Pero como Sales Heredia también le había imputado otro asesinato, continua presa. Inaudita injusticia, desdén, inhumanidad e inmoralidad.
Quienes revisaron los expedientes judiciales para el documental de Netflix, aprecian “desaseo, manipulación y opacidad en la averiguación oficial, marcada además por decenas de detenciones arbitrarias… las pruebas del expediente… no son contundentes”. ¿Dormirá tranquilo Renato Sales tras haberle arruinado la vida a tanto inocente? Y más aún, ¿merece seguir en una posición tan delicada? Ya tiene su inscripción en el libro más negro de la historia.
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