Sergio Negrete Cárdenas
Según el Conapo, a mediados de 2023 había 10 millones 769 mil 14 mexicanos con por lo menos 65 años; pero el Gobierno tiene registrados a 11 millones 427 mil 224 beneficiarios de la pensión del bienestar.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha logrado una proeza extraordinaria que quizá ningún otro gobierno del planeta ha conseguido: encontrar personas que no existen y entregarles dinero bimestralmente como pensión.
A principios de agosto el Consejo Nacional de Población (Conapo) realizó una actualización sobre las estimaciones de la población en el país. Para mediados de 2023 la cifra correspondiente es que había 131 millones 135 mil 337 personas en México, de los cuales 10 millones 769 mil 014 tenían por lo menos 65 años. Esta cifra es el techo que debería cubrir el esquema social estrella del inquilino de Palacio Nacional: el Programa de Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores (Ppbam).
Pero de acuerdo con el Quinto Informe de Gobierno este programa tenía a 11 millones 427 mil 224 beneficiarios, nada menos que 667 mil 210 personas más que las estimadas por el Conapo. Cada una de ellas recibe hasta ahora 4 mil 800 pesos por bimestre, lo que representa 2 mil 400 pesos al mes. Cada mes el gobierno eroga mil 601.3 millones de pesos pagando a esas personas que no existen.
Al menos el 20 por ciento de todas las pensiones, además, se pagan en efectivo. Un río de dinero que no deja de fluir de la caja gubernamental hacia cientos de miles de personas que de alguna manera están registradas pero no existen. Eso suponiendo que absolutamente todos los adultos mayores del país, efectivamente, se dieron de alta en dicho programa, se encuentran en el Padrón Único de Beneficiarios (PUB) y por ende están cobrando puntualmente ese recurso.
Lo que por supuesto no es el caso. Es improbable que Carlos Slim (83 años) vaya a hacer cola al Banco del Bienestar esperando cobrar su pensión. Con su persona puede asegurarse que, al menos, hay cientos de miles (entre los 10.77 millones que sí existen) que tampoco se han registrado en el PUB. Haciendo una estimación muy conservadora, si de cada 30 mexicanos de al menos 65 años, 29 cobran la pensión, entonces se tiene que 358 mil 967 personas que tienen derecho a ella no se han registrado.
Sumado a esas personas mayores a las que el Gobierno les entrega dinero de los contribuyentes, pero que en realidad no existen, el total es un millón 26 mil 177 personas, lo que representa cada mes 2 mil 463 millones de pesos, de los que puede presumirse que una fracción significativa es en efectivo.
Pero el Gobierno sigue encontrando adultos mayores, el padrón se sigue inflando. Entre junio de 2022 y el mismo mes de este año, el PUB aumentó en 1.13 millones de personas, más de 94 mil cada mes. Es de suponerse que el registro de nuevos beneficiarios inexistentes se mantendrá durante 2024. El año entrante el pago sube a 6 mil pesos bimestrales. Con las cifras actuales del PUB, sería un desvío mensual de 3 mil 79 millones de pesos.
El Ppbam es emblemático en muchos sentidos: simboliza la preocupación del Presidente por los pobres y los olvidados y sin duda explica en buena parte su popularidad, y por ende el impacto político y electoral de Morena.
También es una caja negra que permite la corrupción en gran escala, una máquina de dinero, buena parte en efectivo, a la que AMLO y sus personeros tienen acceso y control. Es una gigantesca estafa, tanto moral como financiera. Es el saqueo masivo del erario en nombre de ayudar a los adultos mayores.
Desenmascarar esta estafa monumental es una de las muchas revelaciones de Elena Chávez en su reciente libro El Gran Corruptor (con datos a abril de este año). Es una de las muchas corruptelas, pero sin duda de las más importantes, del corrupto y corruptor que se afincó en Palacio Nacional. Para mí fue un honor que Elena me invitara a escribir el prólogo de su libro. (El Financiero).
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