En este Gobierno de dos pesas y dos medidas, nadie va llamarle la atención a la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Marcela Muñoz Martínez, por haber tenido expresiones humillantes respecto de una persona que falleció en un accidente carretero.
Durante una reunión de abierto proselitismo morenista en la calle “Sendero Seguro” de la colonia Mirador, (que lo único seguro que tiene es que aumentó la plusvalía de los terrenos ubicados a un costado de esa arteria, la mayoría de los cuales, si no es que todos, le pertenecen a la familia Sansores) la guanajuatense calificó como un alcohólico consuetudinario al empresario que falleció al ser embestido por un tráiler por los rumbos del Periférico.
Reveló que ya había sido detenido en varias ocasiones por manejar en estado alcohólico —no precisó cuántas veces ni tampoco qué tan alcoholizado iba— por lo que, de cierta manera, Muñoz Martínez “justificó” que le haya ocurrido el accidente fatal que enlutó a su familia y que causó hondo pesar en la sociedad campechana.
Una indiscreción, una imprudencia e incluso, una violación a la Ley Federal de Protección de Datos Personales, porque la señora Marcela no tenía ninguna razón para revelar detalles sobre la vida personal de una persona fallecida. Mucho menos porque, en su condición de servidora pública, tiene información confidencial sobre casi todos los campechanos, merced a las cámaras de vigilancia que maneja a través del C-5.
¿Por qué la gobernadora Sansores no le llamó la atención por esa evidente falta de respeto y sí en cambio, sigue lucrando políticamente con el supuesto atentado a Jamile Moguel y la parodia que de esa farsa hicieron un grupo de jóvenes en el pasado Sábado de Bando?
La única explicación es porque en este Gobierno de dos pesas y dos medidas, solo está mal lo que pueda afectarles de manera negativa a la gobernadora, a su gabinete, a su partido, a su familia y a sus amigos. Pero si el daño es ajeno, no pasa nada.
No hay que olvidar que la señora Marcela viola de manera cotidiana la Ley de Protección de Datos Personales, al difundir en sus comunicados de prensa y en sus redes sociales, la fotografía de quienes son asegurados o retenidos por manejar en estado de ebriedad o por protagonizar escándalos. Les dan un trato de delincuentes de alta peligrosidad.
Pese a que en la Comisión de Derechos Humanos hay un cúmulo de quejas por esa actitud gandalla de Marcela y sus gorilas de “balconear” a los borrachitos y escandalosos, en la Codhecam guardan silencio cómplice pues no se atreven a tocar al Gobierno del Estado con el pétalo de una recomendación.
Pero dicen que la vida da vueltas y que el Karma es cabrón, por lo que esperaremos con ansias el momento de la detención de Marcela y sus esbirros, para difundir sus imágenes hasta las zonas intergalácticas.
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