En su levantamiento los días 18 y 19 de abril pasados, la encuestadora Rubrum confirmó que la gobernadora de Campeche, Layda Elena Sansores San Román, es de las peores del país, y que junto con los también morenistas David Monreal Ávila y Cuauhtémoc Blanco, de Zacatecas y Morelos, respectivamente, están ubicados en un rincón del salón cada uno, con sus correspondientes orejas de burro. De burra, en el caso de la “campechana”.
¿Le sirve de algo ser considerada entre las peores gobernadoras del país? Se ha visto hasta ahora que no, porque la señora sólo es afecta a las adulaciones, los aplausos rentados, las lisonjas de oropel, las alabanzas pagadas en sus desprestigiadas paginitas chayoteras. No acostumbra corregir sus yerros ni enmendar el rumbo
Es muy, pero muy probable, que en agosto, cuando la corrupta y negligente gobernadora deberá presentar su Tercer Informe de Gobierno (después de esa fecha ya puede pedir licencia y largarse), ocupe el lugar 32 y sea considerada la peor de todo el país, aunque los campechanos ya la cataloguemos como la más nefasta de toda la historia.
¿Nos afecta a los campechanos que Layda Sansores sea la peor gobernadora del país, según esas encuestas?
Sí, y mucho. Es un factor que frena las inversiones. Una gobernadora que no da resultados condena a su Estado al fracaso y la mediocridad, porque aumentan los rezagos sociales, crece la pobreza, el desempleo, etcétera.
Según el sondeo más reciente de Rubrum, Sansores obtuvo un 3.07 de calificación (en una escala sobre 10) en el tema de desempeño, y está en la posición 31. El primer lugar o sea, el mejor evaluado, lo tiene el priísta coahuilense Manolo Jiménez, quien recientemente llegó al cargo.
En cercanía con la gente también está en el sitio 31, con calificación de 3.12. El mejor en este rubro es el yucateco Mauricio Vila, con 7.06. En seguridad pública estamos en el sitio 30, con 3.06, y el primer sitio es de Yucatán, con 7.52. En salud estamos en la posición 48, con calificación de 4.15. El primer lugar es de Guanajuato, con 6.28.
Por eso cuando decimos que vamos “de mal en peor” es que contamos con argumentos fundamentados. Con datos fríos, con números precisos. Ella podrá argumentar sus fantasiosas versiones, pero el pueblo no se equivoca al momento de calificarla y juzgarla. Y sus orejas de burra son lo que más sobresalen de su Administración.
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