Si cada una de esas cachuchas cuesta al menos 50 pesos y pretenden repartir diez mil, estamos hablando de que se están desperdiciando más de medio millón de pesos…
La nueva ocurrencia de la Tía Rata consiste en repartir de manera masiva, gorritas con el logotipo del “Martes de la Rata”, como estrategia para publicitar ese programa cómico-trágico-difamatorio-musical, en que la senecta mandastaria presume las obras que no ha realizado y se ensaña en difamar a sus enemigos declarados.
—“Se entiende su desesperación por promocionar su programa que ha venido a menos —observó el poeta Casimiro—, en sus momentos de mayor auge, cuando sacaba los audios o videos de Alito, su acérrimo rival , la audiencia o personas conectadas para ver esa bazofia rebasaban las 14 mil personas. Ahora, que se le pasa de ridículo en ridículo no llega ni a 400. Es más, la transmisión de su Informe no rebasó a los 500 seguidores”.
—“Lo que no se entiende —atajó don Julián— es ese afán de la ancianita de Palacio por derrochar el dinero. ¿No que había mucha austeridad? Si cada una de esas cachuchas cuesta al menos 50 pesos, y pretenden repartir diez mil, estamos hablando de que se están desperdiciando más de medio millón de pesos, con los que bien se pueden apoyar a familias de escasos recursos con medicinas, sillas de ruedas, o algún otro recurso que realmente ayuda más que una pinche despensita”.
—“¿Diez mil? Claro que no, se mandaron a hacer muchísimas más gorras con el logotipo del ‘Martes de la Rata’, el derroche es insultante para un pueblo que tiene a más del 73 por ciento de la población en condiciones de pobreza. Es increíble la insensibilidad de la Ruca Gacha, que cree quie regalando cachuchas va traer contento al pueblo” atizó el poeta Casimiro.
—“Lo interesante es saber quién está haciendo el negocio, porque estos gandayas todo lo hacen con el signo de pesos. ¿A quién le adjudicaron el contrato para la elaboración de esas gorritas? ¿De cuánto es el presupuesto total? ¿De qué partida salió? Eso nunca lo sabremos, pero que nadie dude de que se trata de una empresa vinculada al Tarado sin Cerebro, el sobrino incómodo de la Tía Rata”, apuntó a su vez don Memín, quien prometió investigar entre sus contactos para ubicar al nombre del empresario o prestanombres beneficiado.
—“Mientras que la anciana gobernanta se dedica a repartir gorras masivamente, los semáforos de la capital siguen inactivos, lo que propicia choques y congestionamientos; los jubilados de la Unacar siguen sin cobrar, los pescadores siguen sin apoyos, nadie ayudó a los mieleros afectados por los plaguicidas de los menonitas, y así, varios sectores siguen sin respaldo gubernamental porque supuestamente no hay dinero para ellos, pero sí les sobra para el derroche” lamentó el vate santanero, quien de nueva cuenta, escribió un versito al respecto.
¿De quién es el usufructo
del reparto de cada gorra?
¿Es el sobrino corrupto
quien de esa lana se forra?
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