Catón
A pesar de mi benevolencia pienso que a López Obrador le aguarda el destino que la frase bíblica señala: Heredará el viento. No sólo ha dividido su casa: La ha dejado en ruinas. Su megalómana obsesión ha sido pasar a la historia. Y pasará, seguramente, pero no como Hidalgo, Juárez y Madero, sino como el hombre que destruyó el orden jurídico y las instituciones del país y lo puso en el camino de la dictadura.
Ídolo con pies de barro, su popularidad será efímera. Cuando la sentina que creó desaparezca quedarán a la vista sus excesos, sus corrupciones, el gravísimo daño que en todos los órdenes ha hecho a la nación.
De nada le valdrán entonces las dádivas que a diestra y a siniestra repartió. No le servirá su compra de militares que aceptaron de él funciones ajenas a su misión y dejaron de servir a la patria para ponerse a las órdenes del cacique de la 4T. Hasta sus más untuosos aduladores reconocerán, siquiera sea en su fuero interno, que haber estado con Obrador fue un deshonor. Quizá no vea yo su caída -los autócratas caen tarde o temprano- pero tengo la certidumbre de que México resurgirá de los escombros que AMLO deja, y volverá al camino de la ley, de las instituciones, de la democracia, del orden y la unidad nacional. Otros gobernantes absolutos ha habido, como López. Todos están ahora en el basurero de la historia. También él heredará el viento.
Fuente: Reforma
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