Ni la Administración de López Obrador ni el nefasto Gobierno de Layda Elena Sansores han podido llevar en los hechos sus compromisos elementales de no mentir, no robar y no traicionar…
Uno de los principios rectores de la llamada 4T es “no mentir, no robar y no traicionar…”, pero contradictoriamente, se han pasado los seis años del Gobierno Federal y los primeros tres de la nefasta gobernadora Layda Elena Sansores San Román, aplicando en los hechos prácticas contrapuestas.
¿No mentir? Hay estadísticas que aseguran que en cada una de las “Mañaneras”, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha dicho en promedio 94 afirmaciones falsas, y lo que en teoría debe ser un ejercicio de información, con el paso del tiempo se convirtió más en una estrategia para desinformar a la ciudadanía, o para decir “sus verdades” que para dar a conocer lo que en realidad sucede.
¿No robar? Se acabó el sexenio y el latrocinio en Segalmex quedó impune, lo mismo que los sobrecostos en los proyectos sexenales como la refinería Olmeca, el Tren Maya y el Aeropuerto Felipe Ángeles. Adjudicaciones tramposas y manoseadas les permitieron llevarse las jugosas comisiones el gasto adicional a los operadores de la llamada 4T.
¿No traicionar? Habrá que rehacer la lista de traidores que se incorporaron al Gobierno de López Obrador en esos seis años. Bastó que abdicaran de sus convicciones partidistas anteriores y se vistieran de guinda para que sean recibidos como héroes en el “equipo de la transformación” como ellos se autodenominan.
El senador Miguel Ángel Yunes es el ejemplo más reciente del traidor que se “reivindica”, aunque les hemos de aclarar que quien traiciona una vez, traiciona siempre y quien se rodea de traidores, al final también se convierte en traidor.
Lo que acontece en el ámbito estatal no es diferente. La prédica de “no robar” se ha aplicado a la inversa, y tenemos una larga lista de servidores públicos que fueron pillados en acciones deshonestas, y a quienes en lugar de procesar penalmente, recibieron el perdón legal mediante la estrategia de declararse “enfermos” para separarse de su cargo.
La promesa de no mentir no le queda a la gobernadora Layda Sansores y mucho menos a los integrantes de su gabinete. Todos mienten todos los días para tratar de defender lo indefendible, y para tratar de ocultar el bestial saqueo que ha caracterizado a esta Administración.
Lo de no traicionar tampoco les aplica, porque esa práctica ha sido consuetudinaria para tratar de anexarse simpatizantes y la cantidad de diputados “independientes” o de neomorenistas que hay en el Congreso del Estado es ejemplo fidedigno de que la 4T impulsa el ejercicio de la traición para sus propios intereses. Y quien fomenta la traición es también un traidor.
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