Tribuna Campeche

Diario Independiente

Gandallismo legislativo

Casi la mitad de las comisiones ordinarias de dictamen legislativo se encuentran en manos de diputados de Morena, también dos de las cuatro comisiones especiales…

Mucho se habló de la sobre representación legislativa que tuvo el grupo parlamentario de Morena en la Cámara Federal de Diputados, y nada se  ha mencionado sobre el gandallismo con el que, una vez más, los legisladores morenistas se despacharon en la distribución de espacios en la naciente LXV Legislatura del Congreso del Estado.

De entrada, los gandallas diputados morenistas dispusieron con absoluta arbitrariedad y antidemocracia, que uno de ellos presida la Mesa Directiva del periodo ordinario de sesiones. No han soltado el control y manejo de las sesiones desde que el 1 de octubre de 2021 asumieron la mayoría en el Congreso local. Y por lo que se ve, no lo soltarán. Algo temen.

De las 29 comisiones ordinarias de dictamen legislativo, 14 (el 48 por ciento) se encuentran en manos morenistas; nueve (31%), son presididas por diputados de Movimiento Ciudadano, dos controla el PRI lo mismo que el PT y el Verde y el PAN se quedaron cada quien con una respectivamente. En el total de votos obtenidos, los morenistas tuvieron el 37.57 por ciento del total, y Moci el 29.57%. Es decir, se sirvieron de más.

De las cuatro “comisiones especiales”, que son las que en realidad controlan al Poder Legislativo, dos quedaron en poder de Morena, entre ellas obviamente la de Gobierno y Administración, uno para MOCI, que es la de “Enlace en Materia de Fiscalización”, la segunda en importancia estratégica en el Congreso, y uno para el PRI, que es la de “Estudios Legislativos”, una especie de caquita de paloma porque ni huele ni apesta, ni es de trascendencia alguna.

Hubo un reparto de espacios y posiciones aprobado por unanimidad, lo que denota acuerdos y consensos previos, en lugar de los acostumbrados manotazos y pataleos, y si nadie en MOCI se ha inconformado —ni siquiera Eliseo, que es el gran juzgador de los naranjas—, entonces quiere decir que se están afinando pactos misteriosos, pero consensuados.

En cuanto a la equidad de género, llama la atención que ninguna de las cuatro comisiones especiales haya quedado en manos de alguna mujer, pese a que ellas tienen presencia mayoritaria (18-17). ¿No confían en ellas pese a que es una mujer la que (supuestamente) gobierna el Estado? Qué tremenda contradicción. 

Serán diputadas las presidentas de 17 (58.6 por ciento) de las comisiones legislativas, pero su conformismo o exagerada disciplina, les impidió una vez más que sea una de ellas la que presida el Poder Legislativo. Ellas tendrán sus razones.

Por lo pronto, este consenso legislativo apunta a que los grupos parlamentarios van a enterrar temporalmente el hacha de guerra, porque a alguien no le conviene que se discuta en la ‘caja de resonancia del Estado’ su tremenda ineptitud y espantosa negligencia.

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