Quienes han querido informarle personalmente a la senecta mandataria las ilegalidades en que incurre su protegida Marcela Muñoz, se han topado con pared…
Como lo fue Genaro García Luna en el Gobierno de Felipe Calderón, el Talón de Aquiles de la nefasta administración de la señora Layda Elena Sansores lo personifica la negligente e incapaz Marcela Muñoz Martínez. Es de esperarse que el destino final del exsecretario federal de Seguridad, sea el mismo que el de la guanajuatense.
Miente Calderón Hinojosa cuando sostiene que “nunca tuve evidencia verificable que lo involucrara con actividades ilícitas, ni tampoco recibí información en ese sentido de agencias de inteligencia, mexicanas o extranjeras, que entonces confiaban en él e interactuaban con él”. Otro de sus excolaboradores, Javier Herrera Valle, mostró la semana pasada las cartas que le envió al entonces presidente, alertándolo sobre las ilegalidades en que incurría su protegido.
Una excusa similar esgrimirá en el futuro la farsante Sansores San Román, cuando la justicia toque a las puertas de Marcela. Sin embargo, también será evidenciada como mentirosa, pues sus propios subalternos, que se le sublevaron durante unos 105 días, aportaron elementos que prueban la corrupción de la titular de la SPSC, en tanto que miles y miles de campechanos se sumaron a la exigencia unánime de que la guanajuatense sea cesada.
Aún más, quienes han querido informarle personalmente a la senecta mandataria las ilegalidades en que incurre su protegida, se han topado con pared. La respuesta invariable de arbitraria Layda Elena es la misma: “dime lo que quieras de quien quieras, pero con Marcela no te metas”.
Sabedora de la hermética protección que le prodiga la anciana de Palacio, Marcela ha hecho de las suyas a diestra y siniestra; se ha enriquecido de manera absurda, hace ostentación de sus lujos y excentricidades, y empoderó a sus hijos para que también disfruten del edén y de las arcas estatales que maneja a su disposición.
En contraparte, los resultados de la labor de la inepta secretaria de Protección y Seguridad Ciudadana andan por los suelos. Campeche ya es territorio del narco, y la delincuencia hace de las suyas ante la ineficiente vigilancia policiaca que está más entretenida en imponer multas y en perseguir a los enemigos políticos de sus jefas, que en cumplir eficientemente con sus funciones.
Así las cosas, no nos queda más que esperar que pase el tiempo, y que un Gobierno, con otras siglas, se enfoque en castigar los excesos de la negligente guanajuatense. Hay suficientes elementos para imponerle no 38 años de cárcel, sino de una vez, cadena perpetua.
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