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Vacuna de ARN, con buen resultado contra cáncer de páncreas

WASHINGTON (Agencias).— Los primeros resultados de un ensayo clínico de fase I, realizado en 16 voluntarios, lograron evidenciar que una vacuna experimental de ARN mensajero, desarrollada de forma personalizada, “induce una respuesta inmunitaria sustancial y retrasa potencialmente la recaída de pacientes” que padecen cáncer de páncreas.

Vale destacar que la vacuna no actuó sola, sino que fueron tratados, además, con atezolizumab (un fármaco de inmunoterapia), una dosis de este desarrollo y, mFolfirinox (un tipo de quimioterapia).

Según los NIH, “los signos y síntomas del cáncer de páncreas son ictericia, dolor y pérdida de peso”, entre otros.

El cáncer de páncreas es uno de los tumores que “más problemas” le genera al organismo, ya que el sistema inmunológico no logra detectarlo, con lo cual no evidencia síntomas y tampoco lo ataca.

Es por eso que, hasta ahora, la inmunoterapia no era considerada para su tratamiento. Sin embargo, tras la aplicación experimental de esta vacuna, el comportamiento orgánico de los pacientes evidenció una nueva actividad.

Lo cierto es que los expertos del Centro de Cáncer Memorial Sloan Kettering de Nueva York (Estados Unidos) se preguntaban por qué existe un 12% de los afectados que logra superar esta patología.

La razón estaba centrada en los linfocitos T, los cuales, al igual que ocurre con otros tumores, evidenciaron una respuesta inmune de hasta 12 veces superior que aquellos que integran ese fatídico 88%.

Para explicarlo de forma sencilla (y a grandes rasgos), la respuesta inmune se puede dividir en dos acciones: la creación de los anticuerpos y la presencia de los linfocitos T.

Y mientras los anticuerpos, generalmente, se unen a los patógenos para marcarlos para su reconocimiento y eliminación, y los linfocitos T son los responsables de matarlos y, además, recordar cómo eran y cómo aniquilarlos si vuelven a ingresar al organismo.

Esta última etapa es la que logró identificar en los supervivientes: estos “guerreros” inmunitarios pudieron reconocer a los neoantígenos. Es decir, los patógenos, que en este caso son proteínas, que producen los tumores y que pueden ser objeto de terapias vacunales con el objetivo de potenciar la actividad de las células T.

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