Mientras que el rector José Abud se “amachó” en no ceder su cargo, la nefasta gobernadora Layda Sansores insiste en convertir a la Uacam en otro centro de adoctrinamiento ideológico…
Reapareció el rector de la Universidad Autónoma de Campeche, José Alberto Abud Flores, para, entre otras cosas, exigir un alto a la “violencia” que según él se ejerce en su contra, y que, en términos más entendibles le quiso decir a la nefasta y vengativa gobernadora Layda Sansores, que ya deje de enviar a sus perros a atacarlo.
Algo más. Abud quiso mostrar en ese mensaje, difundido a través de las redes sociales, que no está dispuesto a ceder su posición a alguno de los alfiles de la anciana mandataria. Que aunque sigan los embates en su contra, se va mantener firme llegue hasta donde llegue.
En un análisis objetivo de la situación, hemos de coincidir que Abud tiene muy poco margen de defensa. Ha sido el peor rector que ha pasado por la Universidad en los últimos años. Y si bien no se le puede reprochar que vaya a tono con el tipo de gestión que realiza la corrupta gobernadora Sansores —que es también la peor administración en la historia— hubo quienes creíamos que tenía más capacidad intelectual para afrontar sus retos y superar sus problemas y obstáculos. También ha decepcionado, y mucho, el tipo de alba vestimenta.
Lo que también es cierto es que la obsesión de la perversa Layda Sansores por controlar al 100 por ciento la Universidad, no tiene ninguna defensa. Ella, “tan respetuosa” de la división de poderes y de la autonomía universitaria, está utilizando como alfil a un diputado local que debería estar concentrado en legislar y en hacer gestión popular, en lugar de tratar de conquistar a como dé lugar el campus universitario.
La corrupta gobernadora no ha dudado en utilizar el presupuesto público para lograr su objetivo, y en un abuso de autoridad, inventó un programa social denominado “Las becas de la tía”, para entregar un apoyo mensual de 1,500 pesos a unos 530 universitarios que provienen de las comunidades rurales del Estado.
Es decir, la desorientada gobernadora va destinar alrededor de 10 millones de pesos anuales, para financiar a los 530 universitarios foráneos a quienes podría utilizar como puntas de lanza para sus perversos intereses, sin que esa propuesta haya pasado antes por el Congreso y se haya integrado al Presupuesto de Egresos. Por eso se insiste en que incurre en abuso de poder.
Pero aún más: la soberbia de la señora Sansores, para derrotar a la soberbia del rector Abud, va ser capaz de cometer más abusos todavía, con tal de que el campus universitario se pinte de guinda y se convierta en otro centro de adoctrinamiento ideológico como ya lo están siendo los Cecytec, los Cobacam, los Conalep y los Institutos Tecnológicos de Calkiní, Escárcega, Champotón y Hopelchén.
Y en otra prueba de su torpeza y de su miopía, la anciana gobernadora demuestra que sí puede usar el presupuesto a su antojo, pero no para resolver problemas sino para crearlos. Por eso no ha atendido la exigencia de los jubilados y pensionados de la Unacar para que disponga de un partida que les permita cobrar los seis meses de sueldo que les deben. La arbitrariedad de la doble vara. La discriminación. La hijueputez.
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