Lo que mal empieza, mal termina, reza conocido y certero refrán, que debemos aplicar en la forma como se aprobó la polémica reforma judicial: en medio del proceso más desaseado en la historia de México, entre amenazas, presiones, sobornos, chantajes, intimidaciones y el uso de expedientes judiciales como arma para reclutar votos a favor de esa aberrante obsesión del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Si los genes que dieron origen a la reforma judicial están podridos, ¿qué se puede esperar una vez que se desarrolle el feto y nazca una estructura que se va a poner al servicio del presidente en turno? Si su proceso de creación estuvo plagado de corrupción, no podemos esperar más que el fruto que de eso se obtenga, también sea corrupto.
Hubo varios factores que influyeron en su aprobación, es cierto. Y también hubo personajes que sacaron una vez más su lado siniestro, que mostraron que su careta de luchadores por la democracia, por la pluralidad, por el diálogo, por la concertación, por los derechos humanos, y en suma, por el respeto a la ley y a las instituciones, no era más que falsedad.
Una de ellas, es sin duda, la cínica y mentecata gobernadora de Campeche, Layda Elena Sansores San Román, evidenciada una vez más ‘en cadena nacional’ y en ‘vivo y en directo’ como farsante, mentirosa, hipócrita, falsaria, embustera, tramposa, embaucadora y cínica, al negar públicamente la detención del doctor Francisco Daniel Barreda Puga, papá del senador Daniel Barreda Pavón, como estrategia para obligarlo a dar su voto a favor de la repudiada reforma judicial.
En su tuit que soltó luego de que el excandidato presidencial mocista Jorge Álvarez Máynez, denunciara públicamente la detención de Barreda Puga y del diputado local Paul Arce Ontiveros, la embustera gobernante escribió: “Es absolutamente falso que el padre del senador, ni el senador Daniel Barreda Pavón, hayan sido detenidos. Es una irresponsabilidad del señor Álvarez Máynez haber iniciado ese rumor sin ningún fundamento”.
Con base en esa mentirosa afirmación de la nefasta e impresentable gobernadora de Campeche, en el Senado se intentó desactivar el rumor de la desaparición del senador Barreda Pavón. El coordinador parlamentario de los senadores morenistas, Adán Augusto López Hernández, simuló una llamada telefónica con el senador campechano, en que éste supuestamente confirmó que estaba bien y que se encontraba en la Ciudad de México.
Los hechos posteriores le dieron razón a Álvarez Máynez y evidenciaron la artimaña que el Gobierno morenista de López Obrador había armado para asegurar la ausencia de Barreda Pavón de la trascendente sesión, en que se iba a someter a votación la reforma judicial. Los operadores guindas aún no tenían la certeza de que Miguel Ángel Yúnez Márquez iba a chaquetear a su favor, así que decidieron cerrar la pinza desde dos ángulos.
El final todos lo atestiguamos: el senador Barreda Pavón sí se encontraba de alguna manera retenido en la Sala de Juicios Orales de Campeche (no en la Ciudad de México como mintió López Hernández), en una audiencia judicial a la que fue obligado a ir su padre, Francisco Barreda Puga, quien fue sacado de su domicilio a la fuerza, por un grupo de elementos de la Guardia Nacional, lo que había negado cínicamente la corrupta gobernadora.
Junto a él estaba el diputado local Paul Arce Ontiveros, quien enfrenta varias carpetas de investigación y al menos cinco vinculaciones a proceso, pero quien había acordado continuar su procedimiento en libertad y jamás se había negado a comparecer. Por eso es que su detención fue totalmente ilegal, ejecutada además, por agentes que no se identificaron y que tampoco mostraron alguna orden de aprehensión o de presentación.
¿Desconocía de esa detención la hipócrita y mentirosa gobernadora Sansores? ¿O es que por su edad esos reportes no se los pasan a ella, sino a su deschavetado sobrino, que se ha convertido en un peligro para Campeche, al ejercer el poder de manera arbitraria y con salud mental atrofiada por el consumo de productos no recomendables?
Fue una estrategia, podemos concluir, totalmente planeada, ejecutada a la perfección por las fuerzas oscuras del régimen y con la finalidad descarada de justificar la ausencia del senador Barreda Pavón de esa denigrante sesión, en que senadores morenistas, petistas, verdes y los que renunciaron del PRD y del PAN, traicionaron a la patria y se entregaron serviles, a los caprichos y arbitrios del todavía presidente López Obrador. Misión cumplida para ellos. Traición a la patria consumada, para todos los demás.
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