El senador mocista campechano Daniel Barreda Pavón tiene mucho qué explicar a los campechanos y al resto del país, pues prometió que iba a votar en contra de la reforma judicial y no cumplió. Muchos afirman que traicionó.
Analistas de la psicología humana sugieren que para comprender una actitud, tenemos primero que conocer —y entender— sus razones y emociones. Barreda Pavón tuvo, y tiene, muchos móviles para haber tomado la decisión del pasado martes. Pero, ¿son válidas, cuando estaba de por medio la división de poderes, la sobrevivencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación —pilar de defensa de la Constitución y los derechos humanos— y el futuro de otras instituciones?
La primera es que indudablemente que el joven Barreda Pavón no estaba preparado para ser senador. Llegó al cargo por accidente, gracias a que prosperaron las pretensiones de la incompetente gobernadora Layda Sansores, para anular políticamente a Eliseo Fernández Montúfar quien, como sabemos, era el candidato titular a ese escaño senatorial.
Eliseo sería el otro factor que explicaría la traición de Barreda Pavón. Los “comunicadores” sansoristas lo acusaron la semana pasada de haber exigido, a cambio de votar a favor de la reforma, que se limpiaran los expedientes contra Fernández Montúfar.
Y aunque la respuesta habría sido un no rotundo, trascendió que le ofrecieron eso y mucho más cuando el régimen vio que peligraba la reforma si no se llegaba a un acuerdo con él. Al paso de los días, podemos afirmar que, con su ausencia el día de la votación en el Senado, el campechano habría cumplido con su parte. Falta ver si le cumplen a él y a Eliseo.
El otro elemento que pudo haber llevado a Barreda Pavón a traicionar sus promesas, es el expediente abierto contra su papá, Francisco Barreda Puga, por desvío de recursos federales. Se sabe que la Auditoría Superior de la Federación le detectó faltantes por más de 581.9 millones de pesos del Seguro Popular durante la fiscalización de 2020.
Si el acuerdo del senador Barreda Pavón fue limpiar el expediente de su papá y evitar en el futuro cualquier riesgo de que sea detenido y procesado, sin duda que alcanzó un buen arreglo.
Y es que Barreda Pavón también tiene expedientes abiertos, pues su empresa Servifumi, especializada en control de plagas, recibió contratos por 15 millones 597 mil pesos con Eliseo como alcalde y otros 19 millones 315 mil pesos, en el periodo de Biby Rabelo de la Torre, que se presume fueron producto de un presunto tráfico de influencias.
Su tío Ever Pavón Curmina, de la empresa LIVPRO, recibió contratos por más de 6.9 millones de pesos por diversos servicios que se investiga si fueron prestados o no, sin obviar el dato de que Pavón Curmina también cobra 27 mil pesos mensuales como coordinador de la Secretaría Particular de la alcaldesa. Es decir, hubo abierto tráfico de intereses.
Así, resulta evidente que Barreda Pavón tenía mucho que negociar y al haberse abstenido de votar a favor o en contra, favoreció la estrategia del partido gobernante para sacar esa reforma a costa de lo que sea. El trueque, la amenaza, el chantaje, la inmoralidad.
No se olvide que senadores del PRI denunciaron haber recibido amenazas, incluso del crimen organizado, para respaldar las propuestas del presidente López Obrador. Otros denunciaron chantajes, abierta extorsión e intentos de soborno por todos lados.
Fueron muchas las razones de peso por las cuales se inclinó finalmente el joven senador campechano. ¿Qué subyace en el fondo de su decisión? Tal vez no se atreva a aclararlo, pero se sabrá con el paso del tiempo. Eso es indiscutible. La verdad siempre sale a la luz.
Haberse ausentado de esa sesión crucial para apoyar a su papá en la audiencia judicial por sus presuntos desvíos, de ninguna manera justifica haber traicionado a la patria. A Daniel Barreda tal vez le faltó recordar la historia de aquél general español cuyo hijo fue secuestrado como presión para que cediera y no atacara un bastión militar contrario. Cuando recibe la llamada de su hijo, que le pide ceder o sería asesinado, le recomendó con frialdad: “Cuando los enemigos te pongan en el paredón para fusilarte, tu grita con fuerza ¡Viva la Patria, viva España!”.
Son episodios muy diferentes, ciertamente, pero la defensa en el fondo es la misma. Es nuestra patria la que estaba en juego, son millones de mexicanos los que quedaron expuestos, a raíz de esta aberrante reforma judicial, que deja la justicia a merced de poderosos, crimen organizado, mafiosos y quienes detenten el poder.
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