Por: Salvador García Soto | El Universal
De acuerdo con priistas de su propio grupo cercano, Alejandro Moreno Cárdenas negocia con la 4T un voto del PRI a favor de la Reforma Judicial de López Obrador, a cambio de algunos arreglos a favor de él y de su partido.
Las negociaciones son con una de las ex “corcholatas” presidenciales de Morena y la propuesta del dirigente del PRI sería que los diputados y senadores priistas votarán a favor del paquete judicial si a él le garantizan que el Tribunal Electoral del Poder Judicial le validará su reelección y desechará todas las denuncias de militantes de su partido en contra de su pasada Asamblea Nacional y de su reforma reeleccionista a los estatutos del PRI.
Esa es la primera oferta de Alito. Pero como el habilidoso líder priista sabe muy bien que Morena no necesita para nada de los votos priistas para aprobar los cambios constitucionales, lo que ofrece es “legitimar” a la controvertida Reforma Judicial con la aprobación del partido que instituyó la última gran reforma al Poder Judicial, y que ahora votará por la reforma lopezobradorista que deshace y desaparece al modelo de una Suprema Corte autónoma e independiente, contrapeso de los otros dos poderes, para sustituirlo por el “nuevo Poder Judicial del Pueblo”, electo por el voto popular y que será impuesto por la vía del mayoriteo en el Congreso.
Y entonces pide también que al PRI le respeten el carácter de tercera fuerza política en el Senado, evitando que el PVEM reciba apoyo de Morena para cederle dos senadores, con lo que alcanzarían 16 senadores, mientras que los priistas se irían al cuarto lugar de las fracciones parlamentarias con los 15 senadores que le quedaron después de su decisión de expulsar a Manlio Fabio Beltrones de su grupo parlamentario.
Lo que gana Alito es que le toque a la bancada priista una vicepresidencia de la Mesa Directiva del Senado, la cual sería para la senadora Carolina Viggiano, esposa de su aliado Rubén Moreira. Y como no es lo mismo ser el cuarto que el tercero, a la fracción priista se le reduce notoriamente el número de comisiones parlamentarias que les corresponde, además del menor presupuesto para la bancada y otros privilegios en el recinto senatorial.
A cambio de esas “ayudaditas” en el Senado, lo que garantiza Alito Moreno a la 4T es que el PRI le daría los dos votos de senadores que le faltan a Morena y sus aliados para tener también la mayoría absoluta en la Cámara de Senadores.
Por último, Moreno Cárdenas estaría pidiendo también que a la bancada del PRI en la Cámara de Diputados se les respeten los espacios físicos y de oficinas que hoy ocupan, incluida la famosa “pecera” que dejó Elba Esther Gordillo, y que han tenido desde hace varias legislaturas las bancadas priistas y que ya no les corresponderían por los apenas 45 diputados que tendrá el partido tricolor, que por cierto será la bancada más pequeña en la historia del viejo partido.
La versión de estas negociaciones, que viene del círculo cercano del dirigente priista, recalca que dichas negociaciones no son directas con la Presidenta electa, Claudia Sheinbaum, ni con su equipo, sino a través de un mensajero que fue de los que se enfrentaron a la ahora Presidenta en el proceso interno morenista, por lo que pide tomarlas con reserva.
Y es que la opinión personal y política que tiene la futura Presidenta sobre el dirigente priista no es la más favorable y de hecho no ha tenido contacto de ningún tipo con él. Según un colaborador cercano de la presidenta electa, Sheinbaum conoció a Alejandro Moreno porque se lo presentó Adán Augusto López hace un par de años, pero no ha tenido relación de ningún tipo con el campechano.
Por eso habrá que ver si, como ya lo ha hecho en otras ocasiones en votaciones importantes para la 4T, no vuelve a traicionar su propia palabra, porque él declaró en repetidas ocasiones y lo utilizaba como consigna de campaña, que el PRI no avalaría la Reforma Judicial de Andrés Manuel y votaría en contra. No sería la primera ni la última vez que Alito se entregará a Morena y a López Obrador a cambio de beneficios o arreglos legales, como lo hizo cuando negoció el voto priista a favor del alargamiento de la presencia del Ejército y la Sedena en la estrategia de Seguridad Pública federal hasta el año 2028.
¿Alito lo hará otra vez?
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