LA COFRADÍA DEL NIXTAMAL.
Hubo una época que en el Tribunal Superior de Justicia de Campeche se empoderó la militancia del arcoíris. Las magistradas Lupita Q.V.X. y Edna A.B.N., amigas practicantes de las mismas aficiones, mandaban y ordenaban a su conveniencia, hasta que en la cama de ambas se metió Virginia L.C.X., abogada de lengua áspera y adicta a los tintes coloridos.
El celo entre las juezas inició una disputa, dividió el Tribunal en dos bandos y llevó a la temprana jubilación de la invasora de camas. Comenzó el rezago de juicios y las demoras para dictar sentencias, El caos en la impartición de justicia no se solucionó ni cuando las homogéneas magistradas se jubilaron, aunque sí regresó La Paz a esas oficinas.
Pero por alguna razón sólo explicable por los que conocen los temas de cama entre quienes pertenecen a la cofradía del nixtamal, la mandataria Layda S.S.X., al iniciar su cuarta deformación resucitó y nombró presidenta del Tribunal a Virginia L.C.X., que llegó a cobrarse afrentas del pasado, dañando a gran parte del personal con reducciones salariales y obligando a muchos a aceptar liquidaciones rasuradas.
Entre sus enemigas del pasado se cruzó con Concepción C.S.X., exsecretaria de su antigua novia, Lupita Q.V.X. Estuvo a punto de correrla cuando intercedió el magistrado Leonardo C.P.X., hermano de Geisler C.P.X., un gran amigo del sobrino incómodo Seso Loco S.S.X. La presidenta de pelos entintados tuvo que dejarla en su cargo.
Pero Concepción C.S.X. no dejó pasar esa palanca política sin sacarle provecho. A través de los hermanos C.P.X. pidió al sobrino incómodo ascenderla a una magistratura, la cual no vio pasar la presidenta Virginia L.C.X., quien se enteró cuando ésta fue ratificada y tenía que reunirse con ella para revisar las sentencias que dictarían los jueces, ya sometidos a los enfermos caprichos de la anciana y arbitraria mandataria.
Finalizaba el mes de julio cuando en una de las tantas revisiones de sentencias, Concepción C.S.X. notificó a Virginia L.C.X. que saldría la del “expediente 480”, pero agobiada de tanta revisión, la magistrada presidenta le dio el ok sin preguntar de qué se trataba. Luego resultaría que el expediente 480 era una denuncia por daño moral contra el rehabilitado sobrino Seso Loco, al cual se condenaría a pagar más de 50 millones de pesos para resarcir el daño reclamado. ¡Ups!
Fue Geisler C.P.X. quien alertó a Seso Loco S.S.X. de la sentencia adversa que le dictaría su hermano Leonardo C.P.X., quien había sido notificado por Concepción C.S.X. de que la chamaqueada presidenta Virginia L.C.X. había aprobado que se le aplicara todo el peso de la ley.
El berrinche del sobrino incómodo llegó entonces a las alargadas orejas de su tía Layda S.S.X., que estaba a punto de rendir su Tercer Informe, pero operó para que frenar la sentencia. Tres meses después cesó a Virginia L.C.X. por no cuidar los intereses de la familia feliz, y en su lugar nombró al magistrado Manuel M.M.X., amigo de escuela y compañero de vicios del consentido sobrino Seso Loco S.S.X.
De poco le sirvió la larga y áspera lengua a Virginia L.C.X., que hoy camina como alma en pena por las calles, mientras dentro y fuera del Tribunal Superior de Justicia celebran su partida tras su penoso, patético y desastroso paso por el Poder Judicial.
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