Tribuna Campeche

Diario Independiente

Arrumacos

Presumir que el pueblo la quiere, que la gente la abraza, que los ciudadanos la respaldan es su mayor aspiración pero también su más grande frustración…

En su mundo color rosa, la Momia Guanajuatense no tuvo empacho en confesar públicamente su amor por la Tía Rata. “Es mi madre, mi hermana, mi todo…”, recitó la inepta, arrastrada y negligente funcionaria, que una vez más negó la realidad, al asegurar que “estamos muy bien”, mientras que en todo el territorio se multiplican los robos, las extorsiones y las ejecuciones.

—“Es parte del show, aunque oficialmente se trató de una comparecencia ante nuestros representantes populares, la realidad es que el evento se asemejó más a un ‘Martes de la Rata’, porque hasta aplaudidores, porristas y paleros llevó la güera falsa para que respaldaran cada una de sus palabras”, comentó don Memín.

Don Julián, el anciano charlista, revisaba las publicaciones sobre esa parodia de comparecencia y coincidió en que no se cumplieron con los protocolos para que la Momia Guanajuatense aportara la información que se le pidió. “No solamente insultó, ofendió y maltrató a los diputados y diputadas que la cuestionaban, sino que mintió descaradamente al asegurar por ejemplo, que uno de sus comandantes foráneos conocido como Saradán, ya no está en la Policía, cuando se han mostrado evidencias de que el tipo sigue mandando y cobrando en esa corporación. Se le deberían fincar responsabilidades por faltar a la verdad”, exigió.

El poeta Casimiro coincidió totalmente con el senecto. “Eso de declararle su amor a la gobernadora, transformar una comparecencia en una competencia de arrumacos no es nada republicano y los propios diputados debieron reconvenirla, pero como los guindas tienen la mayoría tienen que soportar ese tipo de ridículos”.

—“Yo no voy a permitir que usen el nombre de mi pueblo para su lucimiento personal, gritó doña Chela, presumir que el pueblo la quiere, que la gente la abraza, que los ciudadanos la respaldan es su mayor aspiración, pero también su más grande frustración. Lo cierto es que ella es la funcionaria pública más repudiada, más detestada por el pueblo y también la más inepta, que ya debió haber renunciado, pero como sabe que tiene a su cargo varios miles de millones de pesos, lógicamente que no se quiere ir”.

—“Lo importante de todo, moderó don Julián, es que el pueblo sabe la verdad de las cosas y no se deja engañar. La jefa de la Policía puede oficiar misa si renta un templo, pueden lanzarle porras sus paginitas a sueldo, pero la historia, que es implacable, y que se basa en datos objetivos y reales, la pondrá en ese lugar detestable en que el pueblo la ha colocado desde hace tres años”, concluyó.

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