Jorge Gustavo Sansores Jarero
Resultados inesperados
El ejercicio de revocación de mandato dejó muchas enseñanzas. La primera, que el 90 por ciento de los que votaron quieren que el presidente Andrés Manuel López Obrador continúe en el cargo, pero la segunda y la más importante, es que apenas votó el 17.7785% de los electores, algo así como 16.5 millones de los 95 millones 376 mil 708 ciudadanos inscritos en el padrón electoral.
Vaya, un poco más de apenas la sexta parte de los mexicanos votaron, por lo que no ganó la consulta, tampoco el Presidente, mucho menos el Instituto Nacional Electoral (INE), sino que el gran triunfador e indiscutible, fue el abstencionismo. Y hubo muchas razones para abstenerse.
Pero tal como expresé la semana pasada en este mismo espacio, lo importante es que la Constitución avala el cargo de Presidente de la República por seis años, por lo tanto Andrés Manuel López Obrador todavía tendrá tiempo para culminar sus obras insignia y aún mejor, enviar muchos recursos a los gobernantes de las entidades donde obtuvo mayor votación en la revocación. Al menos así debería de ser, y Campeche está en los primeros lugares.
Antes de concluir la jornada electiva del pasado domingo, la gobernadora Layda Elena Sansores San Román ya había declarado que el ejercicio constitucional y democrático había sido un éxito. Incluso, los días subsiguientes presumió que en Campeche votaron 184 mil 11 ciudadanos, de los cuales el 95 por ciento avaló el mandato presidencial.
Animada y efusiva, como suele ser cuando envía algún mensaje al Presidente, Sansores San Román aseguró que “Campeche demostró cuánto quiere al hombre que volteó la mirada a un pueblo antes invisible”. En la entidad hay 665 mil 844 electores —de acuerdo al padrón del INE—, por lo que votó más de un tercio del padrón local, muy por encima de otras entidades.
Ahora bien, ¿será que con ese resultado ya nos pueda voltear a ver el Mandatario? ¿A este pueblo antes “invisible”? ¿Será que pronto nos anuncie mayor inversión desde la Federación? Que muy aparte del Tren Maya, López Obrador anuncie recursos —como nunca antes— para mejorar las carreteras, los puertos, la seguridad, los servicios y la infraestructura educativa y de salud.
Que esta muestra de amor y las efusivas felicitaciones sirvan para que nos otorguen la tarifa 1F de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) —como en Tabasco, tierra natal de AMLO—, que la Comisión Reguladora de Energía (CRE) nos cambie de región para que tengamos gasolinas más baratas, y que nos manden una de las tantas naves industriales que se asientan en Veracruz o Puebla, Estados gobernados también por Movimiento Regeneración Nacional (Morena). Por cierto, esta última entidad apenas logró el 16.8 por ciento de participación en la revocación de mandato, mientras que aquí hubo el 22.8.
Esa amistad entrañable, profunda, sincera, fraterna y envidiable —por otros gobernantes— entre el Presidente y la gobernadora, debería de ser la punta de lanza para el crecimiento de la entidad. Que se vea, no sólo la felicitación por un lado, y al agradecimiento por otro —si es que hubo—, sino la verdadera razón de la amistad, que a su vez es el principal aliciente de la cuarta transformación. Claro, si es que la llamada 4T tiene en sus ideales la grandeza de México, incluido Campeche.
No me queda duda de que López Obrador es buena persona, que sus intenciones como Mandatario son diametralmente opuestas a las de sus antecesores, pero sí puedo asegurar que en el resultado de la revocación de mandato tiene mucho que ver su mal gobierno.
Porque si bien la pregunta era sencilla y estaba enfocada al Jefe del Ejecutivo Federal, la ciudadanía sabe que el problema radica, no en la persona, sino en el gabinete y las decisiones en su conjunto. Agreguemos que al inicio de la administración de AMLO hubo buenos elementos, y prefirieron abandonar el barco antes de que comenzara a hundirse, pero sólo le quedan malos funcionarios que se cuelgan de la investidura presidencial para ganar adeptos… y mucho dinero.
Ojalá que todavía puedan reincorporar la nave hacia el rumbo que prometieron, porque ya la veo demasiado desviada. La respuesta a la votación del domingo puede ser referente a lo que podría sucederle a Morena en el 2024, y que ya le está raspando en las alecciones de este año en varias entidades.
Y aun así, Andrés Manuel López Obrador insiste en imponer a Claudia Sheinbaum Pardo como candidata de su partido a la Presidencia de la República, incluso cuando apenas hubo 18.5 por ciento de votación en Ciudad de México, de los cuales el 88 por ciento pidió que siga y el 10.35 que se vaya. Era para que CDMX encabezara la votación y todos apoyaran al Mandatario ¿o no?
Al Presidente aún le quedan 30 meses al frente de la nación, tomando en cuenta que se irá el 1 de octubre del 2024. Hay tiempo suficiente para que ayude a su amiga la gobernadora Layda Sansores, pero aún mejor, para que nos apoye a todos los campechanos.
Que el amor que tanto le demostró Campeche en la revocación sea recíproco, y que las felicitaciones traigan de vuelta buenas noticias para la entidad. De lo contrario, nos dejará muy mal sabor de boca saber que hay apoyo por un lado, pero no lo hay de vuelta. Alguien quedará mal. Y al igual que el pasado domingo, también deben ir pensando en el 2024.
Definitivamente y con el pasado resultado, en Morena deben comenzar a pensar, si es que no lo han hecho, que sus estrategias van en picada, que la ciudadanía ya hace lo que tanto les pidieron durante años: tomen todo y no den nada a cambio. Y vaya que aprendieron, pues hubo quienes, pese a recibir su torta, su jugo y 200 pesos, votaron en contra de AMLO.
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