Ernesto Pastor Cruz Carranza
Después de un gran alarde de mezquindad sin precedentes contra Carmen por parte de la pandilla Morena llegado en el bergantín de raterías de la gobernadora Layda Sansores desde la Alcaldía Álvaro Obregón, con la complicidad divertida de AMLO, dándole vuelo a la lucha de Adán Augusto López contra la nominación en la gubernatura de Tabasco al ingeniero agrónomo en petróleo Octavio Romero Oropeza, la improvisación y ocurrencias aparecieron de nueva cuenta.
Como si el evento nacional e internacional petrolero fuera un fandango o reventón en las instalaciones de San Lorenzo, y no el más importe de América Latina y puntos circunvecinos, se decidió realizarlo en los terrenos del embutido frente a la Novia del Mar con un escenario de aguas negras contaminadas, pestilentes pero con más filtros y maquillajes inimaginables.
Los participantes —supuestamente hombres y mujeres dentro de fructífero negocio del oil, comentan conocidos asistentes en el argot—, nunca habían disfrutado de una vivencia tan ridícula, miserable y vulgar como llevarlos a una carpa de circo donde se regodearon todos los jaguares de Gobierno, destacados todos, pues roban a manos llenas y devoran el presupuesto asignado para este entripado, y no podría ser la excepción de la regla.
En varios videos difundidos en las redes, destaca el del Dr. Hernández MacDonald exhibiendo las instalaciones del “primer mundo campechano” en la austeridad franciscana y la cadena de mingitorios movibles con aromas intensos de residuos orgánicos en estado de putrefacción y orines, sin clima incluido, donde los “jeques” árabes, noruegos, rusos y norteamericanos que viajaron desde Houston, New York , Italia sin faltar algunos infiltrados (quienes lograron evadir los filtros de seguridad y sistemas de espionaje tradicional en Campeche) de Dubai, con la misión de espiar y clonar toda la rústica logística, las “recetas secretas” de los banquetes de “La pigüa asada”, y conocer de cerca a la primera actriz del burlesque tropical internacional de los Martes del Jaguar y sus chacales.
Es imaginable la gran impresión de quienes por todas las fortunas que derrama el petróleo en el mundo, deben haber disfrutado cuando las exigencias fisiológicas normalmente realizadas hasta en bacines con chapas de oro e incrustaciones de diamantes, tuvieron que esperar su turno para entrar a los baños portátiles en atascos y tener que realizar sus necesidades en una especie de temazcal, baño de vapor o turco.
No fue casualidad que según los alardes de mitomanía en las redes donde la gobernadora presume la presencia de más de cinco mil asistentes embelesados por su carpa de lona y la figura extasiada de Octavio Romero, frente a la versión campechana de la fábula de “La bella alcaldesa de las naranjas y la gobernadora
de la cabellera roja”, le dieron un toque de los cuentos de “Ali Babá y el Gobierno de todos los ladrones”.
No faltarán quienes después de su primer requerimiento en sus necesidades fisiológicas decidieron tomar sus aviones ejecutivos privados y mandar por un tubo el evento de marras, mediocre y rústico sin considerar viajar a Mé- rida, pues la improvisación y falta de respeto a los congresistas no tiene referente en anteriores eventos de esta magnitud no apto para el ridículos.
La anunciada falta de logística elemental para un Congreso de esta magnitud no puede tener otros resultados que un auténtico fracaso, pues desde siempre se advirtió la falta de infraestructura hotelera y de experiencia que se tiene en Ciudad del Carmen para estos retos desde los inicios del boom petrolero.
Indiscutiblemente, lo más importante para Layda Sansores y su depredador gabinete era quedarse con toda la derrama económica del evento, despojar de nuevo al Carmen y sus habitantes directamente afectados por las secuelas de la actividad petrolera.
Para Octavio Romero Oropeza, demostrarle al secretario de Gobernación, Adán Augusto López, que se consolida la alianza para seguir impulsando la candidatura presidencial de Claudia Sheinbaum, y seguirán dando multimillonarios contratos directos a Felipa Guadalupe Obrador —prima intocable de AMLO— para la campaña donde Octavio quiere su premio como gobernador de Tabasco y cuenta con los zarpazos de espionaje, linchamiento o trucados diálogos del jaguar extorsionador.
Fue patético escuchar la solicitud directa de la gobernadora a los ciudadanos de Campeche para realizar la oferta de una recámara, sala o petate en algún garaje o patio con hamaquero, para asistir con posada a los visitantes, conferencistas, perforadores, ingenieros, guaruras, asistentes y masajistas, asistentes mientras en Carmen los cuartos de hotel de primera categoría quedaron vacíos y el agravio se pretendió resarcir con una “magistral conferencia” donde ni los chaquistes asistieron.
¿Qué se podía esperar de un Gobierno de mitomanía cargado de mediocridad, como el anuncio de aquella magnífica isla artificial que se construiría frente a las pozas de oxidación de la Bahía de Campeche, y ni siquiera se llegó a “la maqueta”, cuando los inversionistas mandaron al cesto el proyecto por querer condicionar hasta los enanos y bufones en la frustrada “Isla de la Fantasía”?
La maldición de nuestra entidad parece no terminar nunca. La robadera en su clímax y las culpas serán endosadas a los campechanos que no permitieron la entrada a sus hogares a los asistentes del Congreso.
Las facturas apócrifas están listas con el talento de la familia experta en el botín.
¡Pobre Campeche, pobre Carmen, pobre México!
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