Tribuna Campeche

Diario Independiente

Hasta parecen hermanos, pelean por todo: La casa de las corcholatas

Arlequín

“Claudia gasta mucho dinero, además es muy vanidosa. Le gusta ver su rostro en anuncios monumentales por todo el país”, dice su carnal Marcelo, quien también tiene leña para su hermano Adán, al que le reclama que gaste una fortuna para poner su cara en calles y carreteras de todo el país. Ricardo y Gerardo se quejan de Claudia y Marcelo. Manuel, el más tranquilo, espera ver quién de los otros cinco le ofrece hacer la más jugosa alianza por su apoyo, y está listo para pelear al lado del mejor postor, como siempre lo ha hecho. Todo es pleito.
El método escogido para elegir al candidato de Morena a la Presidencia (perdón al Coordinador(a) Nacional de los Comités de la Defensa de la Cuarta Transformación) está generando mucha violencia entre los hermanos, por lo que este Arlequín pacificador sugiere suspenderlo y cambiarlo por uno menos violento, una competencia que sea original, algo poco visto. ¿Qué tal un reality? A ver cómo le suena esto: se podría meter a una casa a los seis candidatos (perdón aspirantes a Coordinador Nacional de bla, bla, bla) y, mediante un método híbrido, ir descartando a cinco hasta que quede sólo una, (o uno, no sea mal pensado y crea que los dados están cargados a favor de ella).
El reality show durará hasta el 3 de septiembre, y durante un par de meses, cada semana uno de los seis será nominado por sus compañeros para abandonar la casa, y el público, es decir el pueblo bueno y sabio, que es quien manda, podrá votar vía electrónica para salvar o expulsar al competidor nominado.
Y, para seguir con la originalidad, el reality se podría llamar “La Casa de las Corcholatas”. Sin duda, tendría buen rating. Pero, para que no se lo imagine, yo, su Arlequín de confianza, cómo los hizo el gran prócer y demócrata venezolano Nicolás Maduro, fui al futuro y volví, y, excúseme usted por el spoiler, pero le adelanto que el reality se realizó, y le puedo decir ahora mismo lo que podrá ver en su pantalla.
Si usted tiene la suerte y el tiempo de gozar por dos meses del show deje de leer aquí mismo. Si decidió seguir aquí, le digo en exclusiva y de manera resumida lo que sucederá. Lo bueno del reality inicia cuando, en una toma nocturna en una habitación de la Casa de las Corcholatas se aprecia a Marcelo y Adán conspirando para nominar a Claudia y acabar pronto con la favorita.
Entre ellos hacen un “pacto de caballeros” y prometen jugar en equipo para, primero, sacar de la casa a Claudia, y luego, ir acabando semana a semana con los demás, para que al final sólo sean ellos dos quienes se sometan a la decisión del público. Pero, lo que Marcelo y Adán no advierten es que detrás de una pared Manuel Velasco escucha todo el plan.
Más tarde, las cámaras captan en la cocina a Adán, quien mientras prepara unos suculentos chanchamitos al estilo tabasqueño, le confiesa a Claudia que él quiere que ella sea la ganadora de la Casa de las Corcholatas, y que él le puede ayudar a que saquen de la casa pronto a Marcelo, su contendiente más peligroso. Le dice que, a cambio de su apoyo, él sólo quiere que cuando ella sea presidenta le permita colocar a algunos secretarios en el gabinete. Claudia lo escucha y le pide un día para pensar si acepta o no el pacto.
En la madrugada, mientras todos duermen, las cámaras captan una conversación entre Claudia y Manuel Velasco, quienes hablan en voz muy baja. Después de la charla se ve a Manuel regresar a su cama frotándose las manos y con una gran sonrisa.
Al día siguiente, el miércoles de la primera nominación, Manuel Velasco entra al confesionario, pone del asco a su hermano Adán, y lo nomina. En su turno en el confesionario Claudia hace lo mismo. Adán, nomina a Ebrard y Ebrard nomina a Claudia. Gerardo y Ricardo también nominan a Adán, pues saben que en la casa los machuchones son Claudia y Marcelo y todos quieren quedarse con el tercer lugar y Adán es su principal competidor.
Pasan todos por el confesionario y, por fin, llega el momento de conocer quién es el primer nominado de la semana, y Adán, muy seguro de que la nominada será la consentida Claudia se sienta con tranquilidad a escuchar el veredicto.
Entra a escena la conductora del reality, Liz García Vilchis, y, como de costumbre, lee su guion: “Claudia, esta noche tú, sí tu Claudia Chiquitibum, no Sheinbum, no Sheinbaum, tú, no estás nominada”.
“Y, tú Adán que estás muy a gusto, no, perdón, tú Adán Augusto, tú sí estás numerado, no perdón, nominado”, dice la Vilchis y Adán no lo puede creer. La semana trascurre en la Casa de la Corcholatas con charlas sobre quién es más parecido al actual Presidente, quién es menos fifí, quién gasta más en promoción, quién tiene mayor capacidad para realizar conferencias mañaneras y quién es capaz de realizar mejor algunas otras habilidades que demanda el cargo.
Y, por fin, llega el domingo, día de la expulsión. El resultado ya no es una sorpresa, pues en el México transformado de hoy, hay tres cosas que no se pueden tolerar: robar, mentir y traicionar, y uno de los seis mintió y traicionó.
Así, a la mujer de dicción perfecta y maestra del humorismo involuntario, la señorita Vilchis, no le queda opción más que decir lo siguiente:
“Quién ya no continua en la Casa de las Corcholatas eres tú Adrián, perdón, eres tú Aaaalan, tú Adán, tú ya no estás más en esta casa”. Adán contiene el llanto y corre a abrazar a sus hermanos para despedirse, y cuando llega con Marcelo se le acerca al oído y, muy quedo, le dice: “me traicionaste”. Marcelo le responde: “sonríe, todo va a estar bien”, el hermano de Palacio te sabrá recompensar por participar en el juego”.
Finalmente, Adán logró ser el primero en el reality, pero el primero en salir de la competencia. Y así, entre patadas por debajo de la mesa, intrigas, chismes y traiciones, llega el día de la gran final y sólo quedan Claudia y Marcelo.
La tensión está al máximo. Comienza la trasmisión y entra la señorita Vilchis con un vestido largo de gran gala, tomada del brazo de Mario Delgado, jefe nacional de Morena, quien viste un elegante y brilloso frac color guinda, sombrero de copa alta y pajarita al tono. “Esta noche, sabremos quién es quién en las mentiras de la… perdón, sabremos quién es quién en la Casa de las Corrrrrchorlitos, perdón Corcholatas. Sabremos quién será la próxima candidata a la Presidencia, perdón, sabremos quién será la persona encargada de coordinar la defensa de la Cuarta Trasss…Transformación”, dice la señorita Vilchis mientras Delgado la voltea a ver y pela unos tremendos ojos.
“Quién gana este reality de la Casa de las Corcholatas eres tú, si tú, Claudia Sheinbum, Shimbam, Sheinbaum. El pueblo no es tonto, votó y decidió, y por diferencia ¡de un solo voto!, tú Claudia eres la ganadora”, dice gritando de emoción la señorita Vilchis.
Y así fue, al final, gana Claudia por un solo voto, el voto de ya saben quién.
ME CANSO GANSO. Y en la oposición también hace aire. Y en el caso del proceso de selección del candidato presidencial las cosas no están mejor. Ahí, aún no estalla la violencia y los ataques entre candidatos, en primer lugar, porque son tantos que tendría que ser una lucha de relevos o se tendría que establecer algunas categorías: mujeres contra mujeres, seniors contra seniors, juniors contra juniors y oportunistas contra oportunistas. Quizá también podría funcionar en este caso un reality, aunque una casa no serviría sería necesario algo más grande, quizá un hotel para que quepan todos los que aspiran. Qué tal algo como “El Hotel del Frente” o la “Pensión de la Oposición”, para suene como algo más austero y ciudadano.

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