Tribuna Campeche

Diario Independiente

¿Dónde está el tesoro?

Conforme pasaban los días, las semanas y los meses, en el pueblo del reino de la Culebra y la Garrapata iba aumentando la decepción, el desencanto y la frustración, porque las promesas de cambio y mejoría se iban a la basura, mientras que los nuevos gobernantes hacían gala de sus lujos, de sus viajes y de sus nuevas propiedades.

La Tía Rata resultó no solo ser mala gobernante y peor administradora, sino que además dio muestras de sus habilidades para la magia, pues desapareció todo el tesoro del reino, sin rendir cuentas a nadie, ya que el dinero lo puso a su nombre y de sus cómplices más cercanos.

De nada servían los reclamos de los pescadores para que les ayuden a rescatar a esa actividad a fin de devolverle la brillantez de antaño; los viejos apicultores fueron afectados por los señores feudales que con sus nuevas tecnologías trajeron también productos tóxicos que acabaron con sus apiarios y colmenas.

Los ganaderos dejaron de comercializar sus productos a los reinos extranjeros porque ya no les daban apoyo para el combate a las plagas, y un extraño mal atacó al hato aislándolos de toda posibilidad de generar riqueza vendiendo su producto a los mercados foráneos. De los bosques y las selvas se extrajeron  sin control grandes cantidades de riqueza forestal.

Y así, poco a poco, todos los sectores productivos del reino empezaron a deteriorarse sin que la gobernante les prestara atención o les propusiera soluciones. ¿Cómo hacerlo si siempre se encontraba fuera de Palacio y viajando por países extranjeros para derrochar las recaudaciones de sus súbditos?

Ese vacío de poder por el ausentismo de la gobernante provocó fiesta de roedores. Todos los ratones, de los tamaños más diversos, grandes o pequeños, altos o chaparros, gordos o flacos, morenos o blancos, le metieron diente al tesoro real hasta consumirlo en su totalidad, acrecentando aún más la ya de por sí preocupante pobreza de los nativos tanto en el campo como en las ciudades.

Todos estos abusos fueron provocando en el pueblo el inicio del despertar de un letargo centenario. De manera silenciosa, pero organizada, activistas contra la Tía Rata empezaron a sembrar en las mentes de los nativos ideas revolucionarias para acabar con esta opresión, corrupción y saqueo. Los genes de la verdadera transformación empezaron a regarse por cada aldea del reino… (Continúa)

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