Tribuna Campeche

Diario Independiente

Marcha histórica

La respuesta multitudinaria de los campechanos a la “Marcha Ciudadana” del pasado 20 de marzo, rebasó las expectativas de los  organizadores, y ha quedado como precedente de que en Campeche sí hay sociedad civil valiente, y poco a poco se abandona ese tradicional estigma que nos ha lastimado tanto, de que aquí “ni las olas del mar se mueven”.

Si la gobernadora se niega a leer correctamente el mensaje e insiste en su narrativa de que están entrometidos los partidos, los candidatos y “los que no quieren a Campeche”, el malestar ciudadano se multiplicará y el castigo se resentirá masivamente en las urnas el próximo 2 de junio.

Que quede claro el mensaje. Los ciudadanos campechanos, independientemente del partido por el que simpaticen, la ideología con la que comulguen o la religión que profesen, está en contra de las injusticia, de los abusos, de la prepotencia y de la sinrazón, todo lo cual se ha evidenciado en esta Administración Sansorista de tan malos resultados.

Debe destacarse que la marcha, convocada originalmente para solidarizarse con el movimiento de los policías, para pedir la destitución de cinco mandos policiacos foráneos, y el cese de Marcela Muñoz Martínez, evolucionó de manera espontánea a exigir que también renuncie la gobernadora, y así lo manifestaron los medios de información nacionales —a ver si no los acusan también de ser chayoteros—, que le han dado amplia difusión al conflicto con los uniformados.

Todo el país está enterado ya de la ineptitud de Marcela, y del encubrimiento exagerado de la gobernadora, que se niega a abrir los ojos a la realidad, e insiste en presentarla como “una de las mejores policías del país”, sin detenerse a detallar exactamente por qué le endilga ese reconocimiento, pues en los hechos la guanajuatense ha resultado un cero a la izquierda.

Pero allá la gobernadora y sus compromisos con Marcela, sean éstos de índole política, ideológica, económica o sentimental. El pueblo campechano no la quiere, y ya tampoco desea que la mandataria siga en el cargo, de suerte que lo recomendable es que se vayan ambas. Ya no habrá reconciliación con la ciudadanía. Ya no la van a respetar cuando la vean en la calle, y, obviamente no acatarán sus instrucciones de votar por los candidatos y las candidatas de su partido.

Las voces de los miles de ciudadanos fue unánime: Fuera Marcela. Fuera Layda. Fuera los foráneos. Tal vez ella no las haya escuchado, pero es claro que en Los Pinos ya tomaron nota del sentir de los campechanos y eso sí debe preocuparle.

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